Opinión | Nueva sociedad, nueva política

Otra Europa o no habrá Europa

Sin Francia y Alemania, la UE simplemente no existe

El ascenso de la ultraderecha.

El ascenso de la ultraderecha. / EL PERIÓDICO

Desde que se firmó el Tratado de París (1951) para la fundación de la CECA (Comunidad Económica del Carbón y del Acero), hasta hoy, la construcción de la UE ha funcionado gracias al motor francoalemán. Sin Francia o Alemania no hay UE, nos pongamos como nos pongamos.

Las elecciones europeas del 9-J van a tener consecuencias importantísimas en círculos concéntricos expansivos, como cualquier explosión. Uno de ellos está formado por las relevantes transformaciones internas de Francia y Alemania, cerebro y corazón de la UE.

En Francia ganó Reagrupamiento Nacional (RN) y el presidente Emmanuel Macron se vio obligado a disolver la Asamblea y convocar comicios. En Alemania recibió un golpe importante la coalición gubernamental por el gran empuje de Alternativa para Alemania (AfD), superando a la socialdemocracia que lleva años gobernando con la derecha.

Tanto RN como AfD forman parte de esa «ultraderecha» o «extrema derecha» que se encuentra en auge en todo el mundo occidental, y que amenaza seriamente el dogma liberal imperante y, por tanto, el orden que en él se sustenta. Las etiquetas no ayudan a hacer un diagnóstico demasiado preciso, y meter a todos estos partidos en el mismo saco, aún menos. Las necesidades comunicativas de los medios de masas y las necesidades polarizadoras de la exánime ex izquierda empujan a una caricatura que impide analizar rigurosamente por qué los trabajadores que votaban comunismo o socialismo, ahora votan a estos otros partidos.

Lo cierto es que la llamada ultraderecha está quebrando los dos ejes en los que se ha venido moviendo la política occidental y, por tanto, europea: el doble eje ideológico izquierda/derecha, liberal/antiliberal, y el eje nacionalista/supranacionalista. Este segundo resulta crucial en el ámbito europeo, ya que si algo tienen en común todos estos partidos es la reivindicación de sus estados-nación frente a la UE. Diría más: su éxito se concentra más en ese eje que en el de la ideología clásica.

¿Dónde irán Francia y Alemania determinadas por partidos euroescépticos? ¿Dónde irá Europa con estas Francia y Alemania? No resulta difícil augurarlo.

Uno de los muchos fracasos de la ex izquierda es haber dejado que la llamada ultraderecha marque el ritmo de Europa, cuando si alguien ha sido perjudicado por el desarrollo de la UE han sido los trabajadores que votaban izquierda.

Europa, si quiere sobrevivir, debe sentarse a escuchar lo que tienen que decir Rusia y, sobre todo, China, y dejar de servir exclusivamente al poder financiero anglosajón. De lo contrario, se convertirá en un territorio de guerra, más allá de las fronteras de Ucrania, y dudo mucho que la mayoría de los europeos quieran eso para sus hijos y sus nietos. El por qué es la derecha la que lidera este cambio y no la izquierda, es algo a lo que algunos tendrán que responder ante la Historia.

El autor es Doctor en Comunicación Audiovisual