Opinión

Europa, lo menos presente y lo más importante

El impulso definitivo de la región solo es posible dentro del marco de prosperidad y seguridad que otorga pertenecer a la UE

Bandera de la Unión Europea

Bandera de la Unión Europea

Una Europa amenazada se la juega, con una economía renqueando y el mundo revuelto. La próxima legislatura será la de la industria, la competitividad, la defensa y la revolución digital. Los cuatro frentes incumben de manera especial a Extremadura. Cuando la UE y el europeísmo son más necesarios que nunca, desaparecen del debate. Mítines sin pena ni gloria se convirtieron en plataformas para colar, muchas veces desde las vísceras, mensajes domésticos con los que reactivar a la propia militancia. Cada posición la determina el electoralismo en un estado de perpetua campaña.

Llega la hora de renovar escaños en el Parlamento Europeo y la convocatoria electoral puede tentar a quedarse en casa, por cansancio, o por supuesta irrelevancia, a muchos de los más de 890.000 electores extremeños llamados a las urnas. La abstención registrada en las elecciones europeas es, habitualmente, la más alta. Únicamente si la convocatoria coincide, como ocurrió en 2019, con otra cita electoral de carácter local (municipales y autonómicas) se observa una mayor participación.

Una Europa amenazada se la juega, con una economía renqueando y el mundo revuelto. La próxima legislatura será la de la industria, la competitividad, la defensa y la revolución digital. Los cuatro frentes incumben de manera especial a Extremadura. Cuando la UE y el europeísmo son más necesarios que nunca, desaparecen del debate

Es fácil que el votante se sienta alejado de una elección que se realiza bajo una única circunscripción. Ello posibilita que cualquier elector pueda escoger entre todo el abanico de candidaturas nacionales, de todo tipo y condición, abriendo una espita que, a veces, da lugar a la extravagancia en lugar de a la política. Y, en muchas ocasiones, por los pasillos de la sede de Estrasburgo se cruzan personajes que declaran abiertamente su búsqueda de la exposición permanente frente a la vocación de servicio público que deben tener los parlamentarios en un sistema democrático. Tampoco es frecuente que un ciudadano conozca siquiera el nombre de más de un europarlamentario de su país. Europa sigue siendo una desconocida, en muchos aspectos, a pesar de que los españoles, en su mayoría, se identifican claramente como pro europeístas.

Ciertamente, hay factores que pueden contribuir a observar las elecciones europeas como algo lejano en lo que los extremeños tienen poco que decir. Y más si a eso se le suman las diferencias entre los países miembros de la Unión, evidenciadas en el plano político y en crisis como el Brexit, que han hecho tambalear los cimientos de una organización surgida como foro democrático capaz de neutralizar peligrosas posiciones extremistas a raíz de la II Guerra Mundial. Pero lo cierto es que, a pesar de que son necesarios muchos pasos aún, por ejemplo, en la siempre pendiente armonización fiscal, Extremadura tiene mucho que decir en Europa. Y solo a través del voto ciudadano se obtiene mayor peso en un futuro que pasa, inevitablemente, por las decisiones que se aprueben en el Parlamento los próximos cinco años y en el seno de la Comisión Europea, el órgano de gobierno de la UE.

El PIB extremeño ha crecido más de un 5% desde el ingreso de España en la UE. De ello también dependerá la creación de empleo que permitirá el impulso definitivo de crecimiento en Extremadura. Un impulso que solo será posible dentro de un marco de prosperidad y seguridad, el que garantiza el refuerzo de Europa a través de los votos de los europeos, entre ellos, los extremeños

Los votos de Extremadura contribuirán a la orientación definitiva de la Política Agraria Común (PAC), que sigue motivando las protestas de agricultores y ganaderos. Y las ayudas que la región recibe a través de los distintos fondos serán determinantes para el porvenir de la comunidad. Ya lo han sido en los últimos treinta años: la mayor parte de las exportaciones procedentes de Extremadura tienen como destino países de la UE; la pretendida y necesaria mejora de la red de transportes también depende de los fondos comunitarios y de los acuerdos que se alcancen en los foros de los distintos corredores que conforman el mapa europeo del transporte.

Las ayudas de la UE han sido igualmente relevantes a la hora de colocar a la región como puntera en el desarrollo de las energías renovables. Pero deben seguir siéndolo para completar la cadena desde la producción a la fabricación con las ricas materias primas que guarda la tierra extremeña: del litio al sol y al agua. Es necesario seguir contando con un respaldo capaz de acercar la comunidad a los niveles de convergencia real, esto es, ese umbral mínimo del 75% de renta media europea. Aún con ese déficit, el PIB extremeño ha crecido más de un 5% desde el ingreso de España en la UE. De ello también dependerá la creación de empleo que permitirá el impulso definitivo de crecimiento en Extremadura. Un impulso que solo será posible dentro de un marco de prosperidad y seguridad, el que garantiza el refuerzo de Europa a través de los votos de los europeos, entre ellos, los extremeños.