Opinión | Extremadura desde el foro

Dos ejes

CHINA INDUSTRIA

CHINA INDUSTRIA

Ni la sátira ni la parodia política son un ‘género’ menor. Todos disfrutamos de esos subrayados del trazo grueso, de la exageración de los rasgos, del perfil de aquellos que lanza proclamas como loros entrenados. Siempre, claro, que no se confundan con una herramienta muy útil para la lectura de la realpolitik.

Trump bramaba y amenazaba, sin demasiado reparo. No tuvo problemas en culpar China del Covid (’virus chino’ era una de sus frases favoritas en aquellas ruedas de prensa). Es un personaje que se presta, a bajo precio, a la caricatura. Pero lo cierto es que la mayor imposición de restricciones y aranceles a la importación desde China a Estados Unidos ha sido llevado a cabo por la administración Biden.

Como un ejército bien engrasado, en paralelo la secretaria del Tesoro Jante Yellen invitaba a Europa a hacer frente común con los esfuerzos norteamericanos en aumentar el control a las exportaciones chinas a occidente, especialmente en tecnología. Una invitación que resulta envenenada para la vieja Europa.

El carácter chino hace que eludan al conflicto directo, incluso cuando son directamente señalados. Esta peculiaridad pivota en su estrategia exterior, en la que resalta una economía como ‘arma’ diplomática. Lo que pretende, en teoría, Estados Unidos es unir fuerzas con su aliado habitual, que es la Unión Europea, en su batalla comercial (y, por tanto, geopolítica) con China. La hegemonía económica en este momento gravita sobre la dominación de mercados, y para ello juega un papel fundamental el desarrollo tecnológico: por un lado, por el control de los semiconductores que son claves en la producción (controlados por China) y, por otro, la inteligencia artificial (con USA en cabeza).

Muchos países de la Unión cuentan con financiación china, en proyectos de infraestructuras o mediante toma de posición en sectores estratégicos, que harían extremadamente costoso una confrontación impositiva. Sin embargo, Europa debe cuidarse de seguir permeando la entrada de materiales – especialmente en tecnología- de fabricación barata procedente de China por dos razones: la destrucción de tejido local y las transferencias tecnológicas

La respuesta no es sencilla para una Europa cogida entre dos potentes ejes, que seguiránfuncionando a costa de quien sea. De hecho, la respuesta de Von der Leiden a la instrucción disfrazada de ruego estadounidense fue en esa misma dirección: no nos uniremos a la restricción de movimiento, «por el momento». ¿Cabía otra respuesta? La realidad dicta que no hay ahora demasiado margen. Muchos países de la Unión cuentan con financiación china, en proyectos de infraestructuras o mediante toma de posición en sectores estratégicos, que harían extremadamente costoso una confrontación impositiva. Sin embargo, Europa debe cuidarse de seguir permeando la entrada de materiales – especialmente en tecnología- de fabricación barata procedente de China por dos razones: la destrucción de tejido local y las transferencias tecnológicas. Ambas ahora mismo son un riesgo, lo que decididamente hace necesaria una estrategia que evite el dumping que, en el fondo, prepara el gigante asiático.

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