Opinión | Textamentos

¿Para qué sirve la cultura?

ILUSTRACION. ROSTRO. CEREBRO.

ILUSTRACION. ROSTRO. CEREBRO.

Un amigo me envía un vídeo en el que aparecen chicos y chicas respondiendo en la calle a preguntas sobre cultura general. Todos deberíamos ser humildes en este aspecto, pues es muchísimo más lo que ignoramos que lo que conocemos, y cualquiera podría verse en apuros si le sometieran a un examen de este tipo. Pero las preguntas que deben responder estos chavales son muy sencillas, y aun así nunca aciertan.

Por poner en contexto: desconocen qué son los puntos cardinales o un año bisiesto, ignoran cuál es la capital de China o cómo se llaman los deportistas que practican el yudo (’yudistas’, responde una joven). Y alguno, aun siendo español, es incapaz de señalar en un mapa la ubicación de España. Otro desconoce qué es un paraje...

¿No será que la cultura es un asunto de amargados y acomplejados que no saben disfrutar de las cosas sencillas? ¿Acaso es mentira que políticos e iconos televisivos ejercen como personas influyentes sin necesidad de leer un libro en todo el año?

Intuyo que el entrevistador no tuvo que esforzarse para encontrar personas con un nivel cultural tan pobre. Mis amigos profesores me cuentan anécdotas aún más dolorosas. Y qué decir si nos adentramos en el campo de la política. Estamos acostumbrados a ver en vídeos similares a ciudadanos que se manifiestan con vehemencia en manifestaciones, y ante las preguntas de un entrevistador acaban cargando de malas maneras contra este, o se dan media vuelta incapaces de argumentar.

Menospreciar la cultura no es un problema juvenil (que también), sino que atañe a todas las edades. Y hoy no es por falta de medios, sino de interés.

Alguien dirá que los jóvenes del vídeo están llenos de carencias, que su mundo interior es restringido, pero aunque esto fuera cierto no parece afectarles. Es más, se les ve felices a la hora de exhibir su ignorancia.

¿No será que la cultura es un asunto de amargados y acomplejados que no saben disfrutar de las cosas sencillas? ¿Acaso es mentira que políticos e iconos televisivos ejercen como personas influyentes sin necesidad de leer un libro en todo el año?

Así las cosas, confieso que si un entrevistador callejero me preguntara para qué sirve la cultura, respondería que no tengo ni puñetera idea.

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