Opinión | Textamentos

Lo importante son los amigos

Coppola presenta Megalopolis en Cannes

Coppola presenta Megalopolis en Cannes

Desde la eliminación del Bayern de Múnich en el Bernabéu, ha crecido a pasos agigantados –al menos ante mis ojos– la figura de Harry Kane, uno de los mejores delanteros centros del mundo. Kane es el máximo goleador de la selección inglesa de toda su historia, ha marcado 340 goles en diversas competiciones y obtenido numerosos galardones individuales (Bota de Oro de la Premier League, Bota de Oro de la Copa Mundial, Máximo Goleador del Mundo IFFHS, etc.). Y, sin embargo, atesora los mismos campeonatos oficiales que yo (ninguno) tras perder, y ya es mala suerte, cinco finales.

Esto haría de Harry Kane mi gafe preferido si no fuera porque la selección de San Marino no tiene parangón: desde su debut en 1990 ha jugado 208 partidos y solo ha ganado uno, en un amistoso contra Liechtenstein el 28 de abril de 2004, día que será celebrado como fiesta nacional por sus seguidores (en caso de que tengan alguno).

La victoria compulsiva es estomagante y, además, tiene mala literatura. Esto lo han descubierto algunos grandes del cine que comienzan a sentir fascinación por el fracaso.

La victoria compulsiva es estomagante y, además, tiene mala literatura. Esto lo han descubierto algunos grandes del cine que comienzan a sentir fascinación por el fracaso. Ahí está Francis Ford Coppola, que acaba de presentar en Cannes su película ‘Megalopolis’, en la que ha invertido todo su patrimonio ante la negativa de las productoras de arriesgar por ella. La respuesta ha sido fría, pero Coppola ya ha dicho que no le importa fracasar. (Claro que no. Con el morbo que da…).

A quien no le ha salido tan bien la jugada (pues ha cosechado una ovación de diez minutos) ha sido Kevin Costner, que ha estrenado, también en Cannes, una de vaqueros, película que, siguiendo esta renovada pasión por el todo o nada, pudo rodar tras embargar sus cuatro casas.

La línea que separa un éxito rotundo de un fracaso monumental es cosa del azar. O de instancias más elevadas. «El hombre hace planes y Dios se ríe...», reza una

máxima judía. Ganar, perder, arruinarse… qué más da. Son cosas banales. Y como dice Coppola: lo importante son los amigos.n

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