Entrevista | Sara Baras Bailaora y coreógrafa, presenta en Badajoz el espectáculo 'Vuela'

«En estos 25 años he aprendido que la humildad es esencial»

La decimoquinta edición del ‘Festival Flamenco y Fado Badajoz’ vuelve a unir sobre la terraza del Teatro López de Ayala, y el Auditorio Ricardo Carapeto, a los artistas que, vinculados por la fuerza de lo hondo y la saudade portuguesa, este viernes aunarán las ganas y la entrega de la bailaora Sara Baras.

Veinticinco años sobre el escenario que la gaditana ha convertido en un homenaje a Paco de Lucía, y un siempre emotivo encuentro con la Fundación Princesa Rett, de la que Sara Baras es madrina.

Sara Baras sobre las tablas.

Sara Baras sobre las tablas. / © Sofia Wittert

Si la bailaroa y coréografa Sara Baras (San Fernando, Cádiz, 1971) tuviera que volar, lo haría hasta la sonrisa de Paco de Lucía (Algeciras, Cádiz, 1947- Playa del Carmen, México, 2014). Hasta la grandeza del genio de la guitarra, hasta la empatía con la que aliviaba la tensión de los artistas en las horas previas a un espectáculo. «¿Qué que no se conoce aún de Paco de Lucía? La grandeza de su música; su sentido del humor. La genialidad y la persona tan sumamente humana y sencilla que era», asegura.

Sara Baras, que le conocía bien personal y artísticamente, y que actualmente forma parte del Patronato de la Fundación Paco de Lucía, rinde homenaje al de Algeciras en la efeméride con la que su compañía cumple 25 años. Un homenaje con el que vuelve al ‘Festival Flamenco y Fado Badajoz este viernes, a las 22.30 horas, en el Auditorio Municipal Ricardo Carapeto, con el espectáculo ‘Vuela’.

Afrontando la responsabilidad de hacer tributo al artista que supo como nadie encarnar la evolución desde la tradición, Sara Baras nos invita a este viaje coreográfico compuesto por 15 piezas únicas, donde cada una de ellas gira en torno a una palabra, creando así un lenguaje flamenco. Un recorrido fascinante dividido en cuatro actos, y cada uno de ellos teje una narrativa poderosa.

«Madera, que nos lleva a la raíz, a la tierra; Mar, que también es tierra, que es pasión, que es ese Cádiz del que, tanto Paco como yo, venimos; Muerte, una muerte que también es vida, muerte que también es innegable a la existencia; y Volar, esa única forma de huir sin correr, solo dejándose llevar por la celebración y la alegría», Detalla Sara Baras en una entrevista previa a su espectáculo en Badajoz.

« Volar, esa única forma de huir sin correr, solo dejándose llevar por la celebración y la alegría»

La obra, además, está repleta de señales, de guiños al genio: «En febrero hemos estado en el Teatro Real con ‘Volar’, con este homenaje a Paco de Lucía. Él fue el primer músico flamenco en dar un concierto allí (1974)».

Veintinco años dan para mucho: para aprender profesionalmente y siempre, sobre todo, personalmente. «Si tuviera que resumirle su cuarto de siglo sobre los escenarios a su hijo, ¿con qué palabras lo haría?», le pregunto. «Se lo resumiría con palabras como ‘respeto’, ‘humildad’, ‘agradecimiento’..., tanto al público como al equipo; le diría que aprender a trabajar en equipo es esencial. Que su madre trabaja mucho pero que el flamenco me ha aportado el poder darle la vida que tiene. También le destacaría que hay muchos trabajos dentro del flamenco y muchas personas detrás: la limpieza después de cada una de las obras, sonido, venta de entradas…, en estos 25 años he aprendido que la humildad es esencial».

«Hay muchos trabajos dentro del flamenco y muchas personas detrás: limpieza, sonido, entradas…»

Le traslado a Sara Baras otra pregunta: «¿Qué tiene de fado su baile?» Pero las dos nos contestamos al unísono: «¡mucho! ¿Verdad?» No se puede explicar, como tantas cosas bonitas en el flamenco, pero es cierto que el nombre de la gaditana encaja a la perfección en un cartel de arte viejo y hondo; de quiebros de sonidos inaudibles; de noches de sueños de verano, llantos por alegrías y ‘vuelos’ como el de la bailaora, que sencilla, amable (como solo lo son quienes saben de qué va esto), nos invita a participar con sus alas de maestría y generosidad.

«Estoy deseando llegar a Badajoz para dedicarle la obra, por supuesto, a todo el público que quiera acompañarnos, pero también a la Fundación Mi princesa Rett, de la que soy Madrina. Les tengo muchísimo cariño», revela.

La palabra fado proviene del latín fatum, que significa ‘destino’; quizás ese, el que desde niña tenía escrito en el cuerpo Sara Baras con las letras ‘como a nadie le importa’ del flamenco, sea lo que aúne, en una noche memorable, a la fuerza del flamenco y la saudade del fado.

Ese misterio, como tantos otros, solo Sara y el genio de Algeciras, lo saben. Disfruten y vuelen.