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Hosteleros de la parte antigua de Cáceres: «Acceden a los baños para drogarse y nos dejan sin papel higiénico»

El sector del casco histórico reclama medidas para limitar los problemas derivados de la celebración de eventos multitudinarios

Achraf Jabbour, empleado del restaurante Monumental, Esteban Alvite, hostelero en el restaurante Plaza Mayor 33 y Germán de Manuel, trabajador de la cervecería 100 Montaditos.

Achraf Jabbour, empleado del restaurante Monumental, Esteban Alvite, hostelero en el restaurante Plaza Mayor 33 y Germán de Manuel, trabajador de la cervecería 100 Montaditos. / Carlos Gil

En el corazón histórico de Cáceres, donde sus calles adoquinadas relatan siglos de historia, surgen una serie de retos y oportunidades para los hosteleros locales. La celebración de eventos en este escenario pintoresco, además de ofrecer una pizca de magia al centro de la ciudad, plantea desafíos para aquellos que luchan por dar servicio y satisfacer a sus clientes.

Los bares y restaurantes del casco histórico son testigos directos del bullicio y los festejos que invaden esta idílica zona. Sin embargo, la gestión de los eventos que se llevan a cabo en este escenario histórico requiere de una armonía entre proteger la esencia del lugar y complacer las peticiones por parte de un público con ganas de vivir constantemente experiencias singulares.

Es por ello que la organización y la coordinación con las autoridades locales resultan imprescindiblespara garantizar el éxito de estas celebraciones sin comprometer la belleza del lugar. La situación actual provoca que los hosteleros demanden medidas para solventar los distintos problemas que se plantean. Entre ellas, surgen cuestiones como la limpieza e higiene de las calles y las zonas cercanas a estos establecimientos, los daños que se provocan en sus instalaciones y, más concretamente, la escasez o o inexistencia de baños públicos durante el desarrollo de eventos en el centro de Cáceres.

Se parte de la base de que la realización de estos eventos ofrece oportunidades de negocio para los hosteleros de la zona, que se ven beneficionados por el incremento de personas llegadas de fuera.

Es el caso de Germán de Gabriel, empleado de la cervecería 100 Montaditos situado enla plaza Mayor, quien destaca que «el impacto positivo provocado por una mayor afluencia de personas repercute positivamente a nuestro negocio». Sin embargo, señala que se deben poner las medidas oportunas para el cuidado de la zona. «Se debe mirar el tema sanitario, que se cumplan unas condiciones que el ayuntamiento tenga que revisar», apunta. En su caso, afirma que se debe a «un problema de mala organización o que no se destinan fondos suficientes por parte de los organizadores para reducir costes».

«En la parte antigua hay espacio suficiente para que se instalen baños públicos»

Del mismo modo, Achraf Jabbour, trabajador del restaurante Monumental, menciona los problemas que enfrentan respecto al uso excesivo e indebido de los baños de su establecimiento. «El ayuntamiento nos obliga en cierta medida a permitir el acceso del público a los baños y es imposible controlar lo que sucede», afirma resignado. Además, expone los daños que provocan en las instalaciones, donde «los visitantes destozan los baños, acceden a ellos para drogarse y nos dejan sin papel higiénico».

Debido a ello, piden soluciones respecto a la falta de baños públicos, algo que consideran imprescindible. «Llevo dos años trabajando en el centro y siempre ha habido el mismo problema», comenta Esteban Alvite, empleado del restaurante Plaza Mayor 33. Asimismo, subraya que «hay espacio en la zona para que se instalen baños fijos suficientes, que estén en buenas condiciones y cuiden la higiene». Por otro lado, no duda en reconocer los beneficios para su negocio por la llegada de visitantes durante eventos como el Mercado Medieval o el Womad. «Hay eventos que han atraído a mucha gente, como el de la escalada o la pista de hielo que instalaron en la Plaza Mayor, la cual nos salvó el mes de diciembre», asegura Alvite, quien además se muestra comprensivo sobre las denuncias de los vecinos. «Es lógico que protesten, pero deben entender que los hosteleros vivimos de esto».

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