En Teo

La heredera de Rosario Porto logra vender el chalé donde fue asesinada Asunta

La operación se cerró tras “una importante rebaja” en el precio, que rondaba el millón de euros cuando se puso a la venta, mucho antes del crimen

Ya han comenzado los trabajos de desescombro en la finca tras un largo historial de 'okupaciones'

Exterior del chalé, situado en Montouto (Teo), en el que fue asesinada Asunta Basterra.

Exterior del chalé, situado en Montouto (Teo), en el que fue asesinada Asunta Basterra. / Xoán Álvarez

A. Otero / J. Táboas / Á. Martínez / A. R.

Encontrar un comprador para una casa que ha sido el escenario de un crimen no es una tarea fácil. La finca de Las Quemadillas en Córdoba, donde José Bretón mató a sus hijos, o el chalé de los crímenes de Pioz, en Guadalajara, son algunos ejemplos de ello. Están a la venta pero nadie las quiere comprar. Lo mismo ha sucedido durante más de una década con el chalé, situado en Teo, donde fue asesinada Asunta Basterra. Hasta ahora. Casi once años después del suceso que conmocionó a España, se ha conseguido cerrar la venta del inmueble, según ha podido saber El Correo Gallego, del mismo grupo editorial, de fuentes cercanas a la operación.

Aunque el precio de salida del chalé rondaba el millón de euros, la prolongada sombra del crimen dificultó notablemente cualquier operación de compraventa y con el paso de los años el precio fijado en distintos portales inmobiliarios cayó hasta la mitad (500.000 euros). Finalmente, la operación se ha cerrado tras “una importante rebaja” y ya han comenzado los trabajos de desescombro en la finca tras un largo historial de incidentes y okupaciones en el inmueble.

La vivienda, propiedad de los abuelos maternos de Asunta y heredada posteriormente por Rosario Porto, ya estaba a la venta mucho antes de que se produjese el asesinato de Asunta, cuyo cadáver fue hallado la noche del 21 de septiembre de 2013 en una pista forestal de Teo, a tan solo cuatro kilómetros de la casa familiar de Montouto. Allí, tal y como recoge el fallo del caso, en un momento comprendido entre las 18.33 y las 20.00 horas del 21 de septiembre de 2013, Rosario Porto y Alfonso Basterra asfixiaron a su hija por medio de la compresión que le aplicaron sobre la boca y la nariz y, en un momento próximo a la muerte de la menor, la ataron por los brazos y los tobillos por medio de unas cuerdas plásticas de color naranja. Porto y Basterra fueron condenados a 18 años de prisión.

Una finca de 10.000 m2

La casa donde se produjo el asesinato, de 400 metros cuadrados construidos en una finca de 10.000 m2, tiene cinco habitaciones, cinco baños, cocina (office), lavadero, comedor, terraza, jardín, garaje, calefacción, muebles, puerta blindada, chimenea, piscina o cancha de tenis, además de cuatro salones, bodega, lareira y un hórreo. Era propiedad de Rosario Porto, que falleció el 18 de noviembre de 2020: se suicidó en la cárcel de Brieva (Ávila), donde cumplía condena.

El inmueble fue heredado por María Teresa Sampedro, la heredera de Rosario. 'La Nena', como era conocida en el entorno de la familia, era amiga íntima del matrimonio Porto Ortega y de la propia Rosario. “Fue la única que no la abandonó nunca y que no dejó de visitarla mientras cumplía condena”, sostienen varias personas que conocieron a la madre de Asunta. Tras la muerte de Rosario, Sampedro recibió buena parte del importante patrimonio familiar de los Porto Ortega: dos pisos en Santiago -en la rúa Xeneral Pardiñas y en Doutor Teixeiro-, un piso en Vilanova de Arousa y el mencionado chalé de Teo.

Un largo historial de 'okupaciones'

María Teresa Sampedro presentó, hace solo unos meses, una denuncia en un juzgado de instrucción en Santiago para reclamar la desokupación del chalé, escenario en los últimos años de constantes incidentes tras un goteo continuo de okupaciones y de noticias en las que se reflejaba su evidente estado de abandono.

El requerimiento que presentó el pasado mes de septiembre en sede judicial los abogados de Sampedro no solo se limitaba al desahucio de los okupas, al menos dos, que se instalaran en la propiedad, sino que en el escrito de los letrados se incluía también un requerimiento para que asumiesen los cuantiosos destrozos que los últimos años se produjeron en el interior de la finca.

Especialmente llamativo fue el incendio, no se sabe si intencionado, que se registró en el interior de la casa en octubre de 2020, cuando ya estaba okupada. Además, la chatarra fue invadiendo poco a poco muchos puntos de la finca, en una muestra más del estado de abandono que se instaló allí durante los últimos años.

En este sentido, hace solo unos meses, algunas inmobiliarias consultadas por este periódico valoraban la propiedad en un precio que oscila entre 100.000 y 150.000 euros. Para explicar su depreciación enumeraban dos factores: “El estigma de haber sido el lugar donde se produjo uno de los crímenes más mediáticos de la historia reciente de España y la elevada cantidad de dinero que habría que invertir para paliar los daños que ha sufrido la finca desde hace más de una década”.