RECURSOS SOCIALES QUE NO SE UTILIZAN

Personas sin hogar en Plasencia: “Los habituales de la calle no acuden al centro de acogida”

El espacio está al 85%, por lo que tiene camas libres, que no se llenan ni con frío o lluvia

En el comedor social se dan unas 20 comidas y su responsable apunta: «No quieren normas»

Colchón y enseres de una persona que duerme en la calle en Plasencia.

Colchón y enseres de una persona que duerme en la calle en Plasencia. / TONI GUDIEL

Raquel Rodríguez Muñoz

Raquel Rodríguez Muñoz

Ni con ola de frío ni con lluvias, el Centro de Acogida Temporal de Cáritas Diocesana de Plasencia se llena. No ha habido un repunte en las últimas semanas, pero sigue habiendo personas en Plasencia que duermen en la calle. Iván Torres, responsable de Acción Social de Cáritas lo tiene claro: «Los habituales de la calle no van al centro».

Torres apunta, no obstante, que todas estas personas «son conocedoras de este espacio, sobre todo porque van al comedor Casa Betania y allí se les ofrece el centro», pero aun así, no acuden.

Actualmente, está entre el 80% y el 85% de ocupación, por lo que Torres subraya que «hay disponibilidad y, si vuelve la ola de frío, habrá camas», pero duda de que las vayan a utilizar.

Yéssica de Arriba, trabajadora social del comedor social también de Cáritas es de la misma opinión. «Los que vienen al comedor no quieren el centro».

"Se meten en cualquier parte, cada día en un sitio y yo me asusto si no vienen"

Yéssica de Arriba

— Trabajadora social del comedor Casa Betania

Su explicación es que «un centro implica unos horarios, unas actividades y unas normas de convivencia y ellos prefieren el libre albedrío». Conocedora de su situación, a ella le gusta saber dónde están porque se preocupa si faltan al comedor, pero señala: «No me lo dicen. Se meten en cualquier parte, cada día en un sitio y yo me asusto si no vienen».

Tampoco en el comedor han notado un aumento de personas, al contrario, han bajado y, actualmente, son una veintena las que acuden a por su comida diaria. De Arriba explica que hay quienes «se van moviendo, hacia el norte, hacia el sur y, si consiguen algo de dinero, buscan alguna habitación».

Ya no hay familias que vayan al comedor social porque se las ha derivado al Banco de Alimentos, con lo que hay varios tipos de perfiles. Por un lado, la persona sin hogar y, por otro, «solas, con pocos recursos económicos y nadie que les eche una mano». A estas las ayudan a conseguir prestaciones o a pagar gastos. «El comedor se está convirtiendo en un recurso de acogida», explica.

Dan "pasos" para abrir el nuevo centro de emergencia

El pasado junio, el obispo, Ernesto Brotóns, anunció la intención de habilitar un centro de emergencia en el mismo edificio del comedor social, en la calle Trujillo. Lo primero que se ha hecho es construir más duchas y el siguiente paso será contar de nuevo con una sala para servir las comidas a resguardo y no tener que dar bocadillos en la calle y con camas para que las personas sin hogar puedan dormir.

Según Yéssica de Arriba, se están «ultimando las obras». Ya se ha pintado y se está esperando material para continuar. «Se están dando pasos y no creemos que tarden mucho», apunta la trabajadora social.