Opinión

La Eurocopa como metáfora

La libertad y el fútbol son dos caras de una misma moneda, luminosa y europea, en un mundo cada vez más tenebroso

Balón con banderas de los países europeos

Balón con banderas de los países europeos

La XVII Eurocopa que se está disputando en Alemania comenzó pocos días después de la celebración de las elecciones al Parlamento europeo. Es curioso que ambos proyectos, un campeonato de selecciones nacionales y el intento de armar una institución supranacional en Europa, nacieran en momentos similares, y en realidad con el mismo propósito: facilitar la emergencia de un «demos» y unir así a los europeos para evitar nuevos conflictos, como las dos guerras (civiles) que asolaron el continente en 1914 y 1939.

Los primeros intentos de organizar un campeonato entre países llegan de ese ‘mundo de ayer’ del que hablaba nostálgico Stefan Zweig. A finales del siglo XIX, en la mítica monarquía de los Habsburgo, comenzó a disputarse ‘Der Challenge Cup’, entre equipos de las diversas metrópolis del Imperio. Allí jugaba un joven judío de habla alemana llamado Hugo Meisl, como recuerda Miguel Pereira en su imprescindible ‘Sueños de la Euro’. Al acabar la guerra, Meisl fue uno de los primeros en entender la conexión que se estaba tejiendo entre las masas, sus identidades y el futbol. En un mundo que se profesionalizaba a pasos agigantados,los domingos libres para los trabajadores y las posibilidades de transporte hicieron el resto. Visionario, Meisl fue el impulsor de la Copa de Europa Central, la Mitropa, la primera gran competición de clubs que se jugó en Europa de manera regular a partir de 1927.

Es curioso que ambos proyectos, un campeonato de selecciones nacionales y el intento de armar una institución supranacional en Europa, nacieran en momentos similares, y en realidad con el mismo propósito: facilitar la emergencia de un «demos» y unir así a los europeos para evitar nuevos conflictos

Tras la Guerra Mundial, su amigo Henri Delaunay se convirtió en impulsor de una competición europea de selecciones, imitando lo que ocurría en Iberoamérica desde 1916. Tras la creación de la UEFA en 1954 (nada menos que cincuenta años después de la FIFA), se puso en marcha en 1960 un campeonato de selecciones que se jugaría los años pares en que no hubiera mundial, intentando a su vez no entorpecer a la recién nacida Copa de Europa de clubes.

Fueron años convulsos, la crisis de Suez en 1956 mostró a las potencias europeas que los tiempos habían cambiado y que ya no dominaban el mundo. No es casual que un año después, en 1957, se firmara el Tratado de Roma que dio lugar a lasComunidades Europeas. Casi setenta años después, Europa tiene un parlamento propio y las rivalidades entre sus países se sustancian en un campo de juego. La libertad y el fútbol son dos caras de una misma moneda, luminosa y europea, en un mundo cada vez más tenebroso.

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