Opinión | La curiosa impertinente

El pacto

El ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños (d), y el vicesecretario del Partido Popular (PP), Esteban González Pons (i), firman el acuerdo para la renovación del CGPJ en Bruselas.

El ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños (d), y el vicesecretario del Partido Popular (PP), Esteban González Pons (i), firman el acuerdo para la renovación del CGPJ en Bruselas. / EL PERIÓDICO

Lo imposible no lo era tanto y por fin se llegó al pacto. Lo malo es que, de tanto demonizarse e insultarse y ofenderse mutuamente, gobierno y oposición al día siguiente parecían más empeñados en justificarse que en mostrar su satisfacción. La mayoría del pueblo al que representan, los jueces y Europa, sobre todo Europa, llevaban presionando para que acabara de una vez la anomalía democrática y alguna prensa, no sé si conspiranoica o justamente lo contrario, anda escribiendo que el pacto estaba hecho hace mucho, pero que tuvieron que esperar a hacerlo público porque a los extremos de la derecha y a los socios a la izquierda o secesionistas no les iba a causar ningún placer que se entendieran dos partidos que, si se muestran moderados y llegan a entenderse, les pueden causar un gravísimo quebranto.

Después de que lo más bonito que se dijeran el uno al otro fuera corrupto los unos y ultraderecha los otros, ambos tienen que justificar este súbito acuerdo y no sé, al oírles al día siguiente, vuelve la duda de si ha sido un espejismo o Sánchez va a cambiar otra vez de opinión o Feijóo se va a arrepentir después de que Bolaños se descolgara con que el acuerdo no es vinculante. Que ya volvemos a las andadas y si lo tienen escrito, ¿como no va a serlo? Que Bolaños habla para Rufián y Sumar, o lo que quede en esa resta, y que vuelve cierta prensa a insistir en que PSOE y PP van a simular broncas para que los fanáticos no caigan en modo pánico, pero van a seguir firmando acuerdos, porque a Sánchez no le queda otra, perdida cómo está su mayoría frankesteniana, diga lo que diga Tezanos, es una posibilidad.

Que nadie sabe lo que va a pasar, que la investidura catalana está en el aire, que entre Rovira y Junqueras anda el juego y dependiendo de quién se imponga, puede saltar todo por los aires, incluida no solo una repetición de las elecciones catalanas sino el adelanto de las generales, es otra. Mientras, una sigue pensando que la justicia, pese a las apariencias, no se ha despolitizado porque los dos partidos que manejan el cotarro ni quieren ni van a querer.

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