Opinión | Comprendiendo la realidad

Cuando se gana y se pierde a la vez: el caso del PSC en Cataluña

Salvador Illa.

Salvador Illa. / EUROPA PRESS

Todos son brindis: el cava —catalán en este caso —escenifica la victoria en la fotografía sonriente de los que han ganado las elecciones, pero lo saben, saben que una cosa es ganar en votos y escaños y otra muy distinta gobernar a través del voto mayoritario de las urnas. Lo saben —cualquier filósofo lo sabe— y Salvador Illa lo debe recordar al ser la formación de origen en su juventud. 

A Puigdemont le ha faltado tiempo para recordárselo sin palabras: «dejaremos caer el gobierno de España de no gobernar nosotros». Ese nosotros incluye los votos menguantes de ERC, los señores que gobernaban antes en el palacio del poder. Curioso, ¿no? La democracia perfecta que tenemos genera estas aparentes contradicciones, pero todo por el bien común. Sí, es posible que sea la mejor solución: de gobernar los separatistas no tendrán fuerza para separarse, pues los votos no les darán para aventuras como las de antes; se contentarán con los sillones y las voces amortiguadas por la realidad. 

De gobernar Illa se envalentonarán y, como intercambio, forzarán a Moncloa—para legitimar su apoyo, en el caso de ERC— a un referéndum pactado o, lo que puede ser lo mismo, a un nuevo estatuto con todas las prebendas de independencia juntas. Para el bien del Estado, como digo, habrá que dejar gobernar a los que han perdido. Lo mejor que tiene la democracia es que permite que gobierne quien no gane para el buen funcionamiento de la sociedad en general, curiosa paradoja necesaria y a la vez perfectamente democrática. ¿Quién brindará al final en Cataluña en los salones del poder?.

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