Opinión | Tribuna abierta

El litio, ¿una oportunidad para Cáceres?

Dado que la mina de Valdeflórez y las instalaciones anexas para la transformación del litio se han convertido en un tema polémico para algunos colectivos cacereños, y como los medios informativos y diferentes asociaciones me piden que opinión al respecto, voy a dar respuestas a todo lo que se me ha venido planteando.

Contextualizando, cabe anotar que la Unión Europea ha asumido en su Agenda ambiental y económica, reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero (-55% hasta 2030), y así cumplir con el Acuerdo de París y los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS-ONU), apostando claramente por la Economía Verde y Circular, como verificamos también en los fondos de Reactivación postCovid (NextGenerationEU). Para ello ha declarado al litio (componente esencial de las baterías)metal estratégico de la nueva economía, al ser necesario en la movilidad eléctrica, dispositivos electrónicos y sistemas de almacenamiento energético que garanticen el suministro de energía procedente de fuentes renovables.

He analizado con detenimiento los documentos del Estudio de Impacto Ambiental (EsIA), accesible en la web del Ayuntamiento de Cáceres, sobre el proyecto de la mina de Valdeflórez y las instalaciones de transformación del litio, habiendo comprobado que éste cumple con los requisitos establecidos por la legislación europea y española, dado que como instrumento de política ambiental, tiene la finalidad prevenir, mitigar y restaurar los daños que se generen al ambiente por cualquier tipo de actividad (incluida la minera, la industrial o la energética)con el objeto de minimizar los efectos negativos sobre la naturaleza e implementar los positivos sobre la economía.

Comparado los datos, se constata que el área de corta (agujero) supone unas a 27 hectáreas (1.7% de toda la superficie de la Montaña) que equivalen al 1,5% del suelo urbanizado de la ciudad de Cáceres (2.000 ha). Y, asimismo, el total de la superficie delimitada para todas las actividades (extracción e instalaciones de transformación y tratamiento de estériles), junto al amplio perímetro de seguridad, asciende a 397 ha. O sea, una extensión casi idéntica a la que va a ocupar la recién iniciada central solar de Los Arenales, también en este municipio.

En definitiva, la zona totalmente deslindada viene a representar el 19,6% (1/5 parte) de lo que ocupa el casco urbano de Cáceres y un insignificante 0,3% de la superficie protegida como ZEPA (considerando que la sierra de la Mosca se excluyó de la Red Natura por no reunir los requisitos ambientales dada la alta profusión y dispersión de viviendas de recreo, más de 500, y sin contar con la imponente “barrera de hormigón y alquitrán” de la Ronda Sur que impacta frontalmente sobre la mejor panorámica de la ciudad histórica, a la que aísla definitivamente de la montaña.

Pues bien, el EsIA en sus 6 partes de Memoria y Anexos, contiene todos los aspectos relativos al proyecto completo de extracción y transformación del litio (con detalle de todas las acciones inherentes a la actividad, tanto en la fase de realización como en la de funcionamiento). Es decir, se analizan los tipos, cantidades y composición de los residuos, acumulación y tratamiento, emisiones de ruidos, vibraciones, partículas en suspensión, etc., junto al “inventario ambiental” que permite valorar los impactos sobre la población y la economía, la flora, la fauna, el suelo y subsuelo, el clima o el patrimonio cultural que va a ser afectado.

Igualmente aparecen pormenorizadas las medidas para corregir, eliminar y compensar los efectos significativos, a través de un plan de vigilancia ambiental y con los fondos precisos para destinarse a las acciones de restauración paisajística.

No obstante, la empresa debería introducir medidas complementarias a las ya previstas en dicho Estudio, aunque ello suponga un mayor costo de ejecución, pero todo lo que redunde en supresión de impactos ya minimizados es una obligación, como: reducir el área de extracción; incorporar pantallas vegetales, para la visibilidad, absorber polvo y amortiguar ruidos; utilizar tanques de agua reciclada y reutilizada de los relaves, evitando levantar polvo durante el transporte del material; los relaves, deberán ser de depósitos en seco frente al almacenamiento en balsas con el peligro que conlleva; y, además, contra el ruido los trabajos de explotación deben prohibirse en horario nocturno, así como las instalaciones deben estar cubiertas con el mismo fin. El seguimiento ambiental por la administración debe ser muy estricto para el cumplimiento ambiental. Con todo ello no habría impedimento para su aprobación.

En definitiva, cumpliendo con una normativa ambiental tan exigente como la europea, y superando la fase de tramitación administrativa, este proyecto es una oportunidad para colocar a Cáceres en el mapa de la Economía Verde, tanto por ser el municipio con mayor superficie protegida de España como por ser el que aporta el material clave para el ansiado cambio de paradigma hacia un modelo ecológico y descarbonizado. Si bien, hay que exigir compensaciones al Estado por esta función de sumidero de CO2, y a la empresa el cumplimiento del empleo ofertado, con el fin demenguar la sangría demográfica (3.000 jóvenes han emigrado)y la indignante cifra de 9.200 parados (1 de cada 4 en edad activa).

*Julián Mora Aliseda es Catedrático de Ordenación del Territorio de la Universidad de Extremadura