A los extremeños no les preocupan las energías alternativas, ni la clase política, ni el medio ambiente ni la inmigración. Apenas les inquieta la inseguridad ciudadana ni la falta de oferta cultural. En un porcentaje muy pequeño aparecen los impuestos como problema principal; y al desequilibrio de las pensiones solo le dan vueltas quienes ya han cumplido los 65 años. Lo que realmente intranquiliza a la población, con gran diferencia con respecto al segundo asunto, es el paro. Casi siete de cada diez habitantes de la región (el 67,6%) colocan el desempleo en el puesto número uno en su lista de quebraderos de cabeza. En segundo lugar, con importante distancia, estarían las infraestructuras, las grandes obras que debería tener la comunidad (representan el 22%, esto es, preocupan a dos de cada diez). En tercer puesto aparece el tren y sus continuas averías (con el 16,6%).

Así queda reflejado en la encuesta que Ágora Integral ha realizado para EL PERIÓDICO EXTREMADURA con motivo de las elecciones autonómicas, municipales y europeas del 26 de mayo. Entre otras conclusiones, salen a la luz los muros con que se enfrenta día a día la región. A los ya mencionados le siguen la sanidad (16,1%), la despoblación (el 13,7%) y la precariedad laboral (10,4%).

A continuación, se analizan una a una las seis heridas fundamentales que, según estos resultados, afectan a Extremadura:

1.- El paro: 112.200 siguen buscando trabajo

El último análisis sobre mercado laboral del INE (Instituto Nacional de Estadística), correspondiente a los tres primeros meses del año, confirmaba que la tasa de paro era prácticamente la más alta de todo el país, con un 22,5% (significa que 112.200 personas siguen buscando trabajo); solo superaba a la región la ciudad autónoma de Melilla (con el 25,9%). Pero además Extremadura se sitúa lejos de la media nacional, que queda en el 14,7% (supone casi ocho puntos menos).

Por otra parte, la brecha de género se ha abierto aún más en la comunidad, puesto que el desempleo entre las mujeres (30,1%) duplica al que se registra en los hombres (16,8%). El acceso a un puesto de trabajo para el sector femenino, principalmente a partir de los 45 años, se convierte, en ocasiones, en un imposible. Al menos sin tener que acudir a empleos que funcionan bajo la economía sumergida.

Y también sigue destacando, inevitablemente, el problema del paro juvenil. El número más alto de afectados aparece en el tramo entre los 25 y los 34 años (hay 29.600 residentes en Extremadura de esa edad que actualmente buscan trabajo).

Hasta ahí el lado oscuro. No obstante, también hay balance en positivo, aunque con doble lectura. Desde que llegó a su récord en el primer trimestre de 2013 (durante la anterior legislatura), con un 35,6% de parados, la tasa de desempleo en la región ha ido cayendo, sobre todo en los dos últimos años. ¿Los matices? La recuperación del mercado laboral es, muchas veces, a costa de contratos en precario, precisamente otra de las principales preocupaciones que aparecen en la lista que se extrae de la encuesta de Ágora Integral.

2.- Las infraestructuras: las autovías que no llegan

¿Qué necesita la región? Una mejora inminente de la red viaria. Extremadura es una vasta comunidad con pequeños pueblos condenados al aislamiento si las comunicaciones fallan.

Los encuestados hablan del mal estado de las carreteras secundarias y los caminos, pero también de las autovías prometidas y guardadas año tras año en el cajón del olvido.

Por ejemplo la que uniría Cáceres y Badajoz, las dos capitales de provincia. Esta vez la promesa del PSOE es que, bajo el Gobierno de Pedro Sánchez, esta infraestructura sea una realidad en la legislatura que se acaba de estrenar. ¿Se hará realidad? De momento la vía ya ha pasado de manos de la Junta de Extremadura al Gobierno central y se espera que antes de antes de diciembre de 2020 se hayan iniciado las obras.

Otra de las infraestructuras demandas es la autovía al Levante, la que debe unir Mérida con Ciudad Real. Desde hace varios años ya hay un movimiento ciudadano, la Plataforma N-430, que une a municipios extremeños y manchegos y que denuncia los problemas de seguridad de esta carretera, la única que existe actualmente.

3.- El transporte terrestre: el deficiente servicio del tren

Y siguiendo con las comunicaciones, el tren aparece como capítulo independiente, sobre todo entre los jóvenes de 18 a 30 años (el 34,1% lo destaca como problema principal). Averías y retrasos continuos, la escasa oferta de horarios y conexiones, e incidentes que han dejado a los pasajeros tirados durante horas en mitad de la nada tanto en agosto, bajo un calor abrasador, como en una noche de invierno, sin calefacción, son motivos de sobra.

También hay promesas y poco tiempo de margen para cumplir los plazos: antes de que entre el verano toda la obra de la plataforma del AVE tiene que estar terminada (se encuentra ya por encima del 83% de ejecución); la electrificación llegará el año que viene y permitirá ahorrar tiempo de trayecto. Además, vendrán nuevos trenes a la región.

Pero mientras tanto, las incidencias forman parte del día a día, lo que provoca la indignación y el hartazgo de los usuarios.

El deficiente servicioferroviario ha provocado que Extremadura se una en tres importantes manifestaciones: la primera en Badajoz, la segunda en Madrid (con Mariano Rajoy en La Moncloa) y la tercera en Cáceres (ya con Pedro Sánchez en el Gobierno central).

4.- La sanidad: la falta de especialistas

La sanidad extremeña sufre un problema básico: los nuevos médicos no cubren los huecos que dejan las jubilaciones por los recortes que todavía hacen mella. Más en una comunidad donde es difícil retener al personal: el medio rural no atrae a los facultativos. De manera que en los hospitales y centros de salud de la región faltan cirujanos, traumatólogos, urólogos, anestesistas, especialistas en Radiodiagnóstico... También se buscan profesionales para las áreas de Dermatología Médico-Quirúrgica, Oncología Médica y Pediatría.

Los que hay deben trabajar en varios centros a la vez para paliar este déficit y evitar que se agranden las listas de espera.

La situación de las Urgencias, principalmente en el tramo de edad de más de 65 años, es otra de las quejas más comunes de los usuarios del SES.

5.- La despoblación: los pueblos que se mueren

Hace ocho años que Extremadura sufre la sangría poblacional. Desde 2011 la curva demográfica se precipita. Desde entonces, la comunidad ha perdido a unos 42.400 residentes. Más de los habitantes que tiene Plasencia, por hacer una comparativa. La comunidad ha bajado a un censo de 1.066.998 personas (son datos a 1 de enero de 2019 del INE).

¿Los motivos de esta caída? Cada vez nacen menos niños, los jóvenes se marchan a otras regiones o a otros países y los inmigrantes ya no vienen. En los tres casos el deterioro del mercado laboral es el telón de fondo. Sin trabajo no existen oportunidades.

¿Las consecuencias? Los pueblos se vuelven desiertos y se quedan sin servicios. Ya hay medio centenar en peligro de extinción. Pero también la pérdida se está notando en las ciudades.

A nivel nacional la recuperación ya se ha iniciado, pero Extremadura forma parte de lo que ahora llaman La España vaciada.

6.- La precariedad laboral: los trabajadores pobres

El 96% de los contratos que se firmaron en la región el pasado mes fueron temporales. Y ese alto porcentaje ha sido la tónica habitual de los últimos dos años. Significa que el mercado se recupera, pero con unas condiciones que no fomentan ni la estabilidad ni un sueldo digno. El resultado son los trabajadores pobres: aquellos que aún teniendo empleo y salario no llegan a final de mes. Porque a la temporalidad se le une la parcialidad. Contratos de tres o cuatro horas al día (al menos son las oficiales que se cotizan a la Seguridad Social) que no garantizan salir del riesgo de exclusión social.

Otro lamento viene por parte de los jóvenes con carreras universitarios o una alta formación que ocupan puestos por debajo de sus capacidades. Talento perdido.