La hoja de ruta de las conexiones en Europa

El Consejo de la UE da luz verde al reglamento que prioriza el AVE Madrid-Extremadura-Lisboa

Una vez que se publique la revisión del Plan para la Red Transeuropea de Transportes, los países deben definir el calendario de actuaciones que harán realidad la alta velocidad contemplada sobre el papel para 2030

Un tren AVE en una imagen de archivo.

Un tren AVE en una imagen de archivo. / EFE

Dos años y medio después de que se lanzara la propuesta, el Consejo de la Unión Europea dio el pasado mes de junio el último gran paso para la revisión del Plan para la Red Transeuropea de Transporte (RTE-T), donde se recoge que la línea de alta velocidad entre Madrid y Lisboa, pasando por Extremadura, es una de las conexiones prioritarias para Europa e instando a que debería estar lista en el año 2030, ya que se trata de la red básica (la ampliada debe finalizar en 2040 y la red global debería estar en 2050).

Esa fecha es a estas alturas demasiado optimista tanto a un lado de la frontera como a la otra, aunque el ministro de Transporte aseguró recientemente en el Senado que la parte española estaría concluida en ese año. En el suelo luso, por su parte, se habla de que la conexión ferroviaria entre Madrid y Lisboa (a través de un nuevo puente sobre el Tajo) será de tres horas a partir de 2034. Más allá de la fecha, lo que sí parece claro ya es que se trata de un enlace prioritario y los gobiernos de ambos lados deben poner toda la carne en el asador para cumplir con la política fijada en Europa y poder beneficiarse de su financiación. 

Tras el visto bueno del Consejo de la UE al reglamento revisado relativo a las orientaciones de la Unión para el desarrollo de la Red Transeuropea de Transporte, ahora solo falta que el documento se publique en el Diario Oficial de la UE, algo que todavía no ha ocurrido, y luego entrará en vigor a los veinte días de dicha publicación. A partir de ahí, son los gobiernos de España y Portugal los que deben ponerse a trabajar para cumplir. Ese reglamento contempla la necesaria aprobación de lo que en jerga de Bruselas se conoce como decisión de implementación «para marcar una hoja de ruta y un calendario de ejecución de la conexión Lisboa-Madrid, teniendo en cuenta que de forma general dice que el horizonte está en 2030, pero ante la evidencia de que no puede estar en 2030 se marcará un calendario de trabajo de cómo se va construyendo», explica Antonio García Salas, portavoz de la plataforma Corredor Sudoeste Ibérico.

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