El aniversario de una firma agroalimentaria

Seis décadas con Estrella

La sociedad cooperativa de Los Santos de Maimona celebra en 2024 los sesenta años de su fundación

La entidad, que nació como la iniciativa de un centenar de agricultores que perseguían obtener unos precios dignos, facturará esta campaña unos 27 millones de euros

Exporta a mercados europeos, asiáticos y americanos. En Taiwán es el principal vendedor de aceite de oliva ecológico

Recepción de la aceituna en plena cosecha. Abajo, entrada a la Cooperativa Virgen de la Estrella.

Recepción de la aceituna en plena cosecha. Abajo, entrada a la Cooperativa Virgen de la Estrella. / Robert Ransley

Pasar de cobrar «una peseta o una peseta y pico» por cada uno de los kilos de aceituna que habían recogido en sus parcelas a recibir «seis o siete». Fue la significativa mejora que varias decenas de agricultores de la localidad pacense de Los Santos de Maimona consiguieron a inicios de la década de los sesenta del siglo pasado gracias a una operación aparentemente sencilla, pero que entonces no era frecuente: ponerse de acuerdo entre ellos para reunir sus producciones de aceituna en un cortinal (un terreno cercado) y negociar el precio de manera conjunta, en lugar de hacerlo cada uno por separado. La historia la cuenta Fabián Gordillo, el actual gerente de Virgen de la Estrella, una sociedad cooperativa que este año celebra su sesenta aniversario y cuyo germen estaban poniendo, todavía sin saberlo, este grupo de hombres de campo.

Inauguración de las instalaciones de la cooperativa Virgen de la Estrella en 1967. La prensa era ya entonces de las más modernas de la época.

Inauguración de las instalaciones de la cooperativa Virgen de la Estrella en 1967. La prensa era ya entonces de las más modernas de la época. / El Periódico

Recolección de aceitunas en campaña a finales de la década de los sesenta.

Recolección de aceitunas en campaña a finales de la década de los sesenta. / El Periódico

A mediados del siglo pasado el trabajo agrícola era más que duro; pero obtener una renta digna de él era todavía más complicado. Las jornadas a destajo no garantizaban vender la aceituna o la uva a unos precios aceptables y esa difícil situación llevó a estos agricultores a intentar unir fuerzas para mejorar las condiciones y los precios de las operaciones. «Aquello les funcionó, vieron que uniéndose la cosa mejoraba mucho, sabían que no les iban a engañar», añade Gordillo. Este primer éxito les dio pie también a que comenzaran a pensar en dar un paso más y fundar una cooperativa, algo que por esas fechas estaba empezando a suceder en otras localidades del entorno, en las que surgió «un movimiento cooperativo muy fuerte».

Los socios que tomaron parte en la iniciativa en enero de 1964, cuando oficialmente nació la entidad, fueron 106, cifra que en el ecuador de ese año rondaba los 150 y que luego fue creciendo progresivamente porque, «una vez que se puso en marcha, aquel proyecto fue muy ilusionante», destaca Gordillo, que hace hincapié también en la «solidaridad» que hubo entre estos primeros cooperativistas, «que tuvieron que avalar con su propio patrimonio» la inversión y las instalaciones con las que se arrancó.

La cooperativa usa desde 1997 un sistema pionero que permite compartir maquinaria para elaborar aceite y vino

Estas consistieron fundamentalmente en una almazara, cuya construcción ya marcó entonces la que ha sido una de las notas distintivas de la entidad en estas seis décadas: su carácter innovador. «Fue modélica en su día», aprovechando «perfectamente» los importantes desniveles (la aceituna se movía mediante agua) que había en el terreno sobre el que se edificó. En su primera década de existencia funcionó únicamente como sociedad cooperativa olivarera y caja social (los socios con necesidades financieras podían cubrirlas con el dinero que depositaban aquellos que disponían de mayor liquidez). Fue en 1974 cuando amplió su objeto social para poder elaborar además vinos de la variedad Eva o Beba de los Santos, que se constituyó en otra de las enseñas de la cooperativa –igual que en el aceite lo es la morisca-. Es una variedad autóctona de la zona, ya que se creó en este municipio en 1912, en los campos de experimentación que fundó el sacerdote Ezequiel Fernández Santana y que en un principio estaba destinada a su consumo como uva de mesa. 

Panorámica de las instalaciones, en Los Santos de Maimona.

Panorámica de las instalaciones, en Los Santos de Maimona. / Robert Ransley

Poco después introdujeron un sistema continuo de extracción de aceite de oliva en tres fases por centrifugación, dejando atrás el tradicional de prensas, que era el más habitual en ese tiempo. Fue el primero de sus características que había en una almazara extremeña y de los «pocos» existentes en España por aquellas fechas. «Estamos hablando de que hasta 1998 ha seguido habiendo en la zona almazaras de capachos (seras de esparto en las que se vertía la aceituna ya molida para prensarla a continuación y extraer el aceite)». Aquí, por contra, el cambio llegó más de 20 años antes, remarca el responsable de esta cooperativa.

Momento complicado

A mediados de los noventa, en el ecuador de su trayectoria, la cooperativa afrontó uno de sus trances más complicados a causa de una conjunción de factores: se atravesó un periodo de intensa sequía, que coincidió con una peseta devaluada, unos tipos de interés que alcanzaban los dos dígitos y la suspensión de pagos por parte de «un operador importante» de la zona en el sector bodeguero. «Los socios, lejos de achicarse, empujaron más y siguieron apostando por el proyecto», remarca Gordillo.

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Cinta transportadora de aceituna. / Robert Ransley

De hecho, fue esta difícil coyuntura y la necesidad de reducir costes la que llevó a que se apostase de nuevo por la innovación, uniendo los procesos productivos de bodega y almazara para ganar eficiencia. Se consiguió utilizando la misma maquinaria de centrifugación, de forma que sus aceites de oliva virgen extra y sus vinos comparten un mismo decanter. En este equipo se separan, durante la vendimia, el vino o el mosto del orujo mediante la fuerza centrífuga; luego, tras un proceso de limpieza de los equipos, en los meses siguientes se hace lo propio entre el aceite de oliva y el alperujo. 

Maquinaria mixta de doble uso para elaborar vino y aceite.

Maquinaria mixta de doble uso para elaborar vino y aceite. / Carlos Gil

Era el año 1997, la bodega «se había quedado bastante obsoleta», mientras que la almazara no disponía de suficiente «capacidad para los olivares que se estaban poniendo. Había que invertir, pero teníamos que decidirnos entre cerrar la bodega y centrarnos en la almazara, o por una máquina que valiese para los dos procesos», detalla Gordillo. Y en esa «situación tan crítica» optaron por la segunda alternativa, lo que les llevó, asevera, a aumentar la eficiencia en la gestión de los recursos, tanto humanos como materiales. También a que cada mejora destinada a procesar una de estas dos cosechas impulsase al mismo tiempo el potencial de la otra, incrementando la capacidad productiva de vino y aceite. «Creo que no hay ninguna otra industria en el mundo que esté montada como la nuestra», presume el gerente de Virgen de la Estrella, entidad que esta campaña (2023-2024), prevé facturar 27 millones de euros. «No repartimos dividendos. Nuestro objetivo es siempre liquidarle lo máximo posible al socio manteniendo nuestras estructuras y actividad», subraya.

Los premiados aceites y vinos que exporta esta entidad llegan a diferentes países europeos, Estados Unidos o México, pero su mayor destino exterior está en estos momentos en Asia. Se trata de Taiwán, donde han logrado ser «los principales exportadores de aceite ecológico». Hasta allí envían en torno a las 200.000 botellas al año.

Producción de aceite en la almazara de la cooperativa.

Producción de aceite en la almazara de la cooperativa. / Robert Ransley

En total, alrededor de un 60% de su producción acaba fuera de las fronteras españolas, ya sea directamente o a granel a través de Viñaoliva, la cooperativa de segundo grado en la que está integrada, y de la que fue una de las entidades fundadoras.

Relevo generacional

Cumplidos ya estos primeros sesenta años de vida, uno de los principales desafíos que afronta Virgen de la Estrella es precisamente ese: el paso del tiempo. Como ocurre de forma generalizada en el sector primario, el relevo generacional no está siendo fácil. Un problema que, confía Gordillo, se «ha diluido» en parte después de la integración a finales de la década pasada de cooperativas de tres poblaciones del entorno: Bienvenida, Usagre y Fuente de Cantos.

Varios trabajadores en la zona de embotallado de vinos.

Varios trabajadores en la zona de embotallado de vinos. / Robert Ransley

Esta ampliación les ha llevado a rondar el millar de socios, y a alcanzar una dimensión mayor que hace posible «aumentar el apoyo que podemos dar a los socios que se incorporan». Igualmente, les facilita emprender nuevos proyectos. Uno de los principales que tienen en marcha actualmente es una planta de biogás con la que quieren convertir en energía los desechos de los procesos productivos a la vez que obtener fertilizantes para las explotaciones de sus socios, estableciendo de esta forma un modelo de «economía circular».

Además, cuenta con dos grupos operativos de investigación. Uno de ellos persigue determinar, a través de la inteligencia artificial, el momento óptimo de recolección de la de la aceituna, «pero buscando ya no solo el máximo rendimiento, sino la máxima calidad». El otro consiste en la digitalización y automatización de todos los procesos con el objetivo, ya a largo plazo, de generar un ‘gemelo digital’ «que permita mejorar muchísimo tanto la calidad como la eficiencia energética y el ahorro de agua en la producción», precisa.