Desenterrando el pasado

¿Qué hacían los tartesos en Extremadura hace 2.500 años?

Quedan muchos misterios por resolver sobre la civilización o cultura que se desarrolló en el suroeste de la Península Ibérica a partir del siglo IX antes de Cristo y que se extendió a varios puntos de Extremadura, en la que se han identificado una docena de túmulos de los que ya hay varios excavados: Cancho Roano, La Mata, Cerro Borreguero, Casas del Turuñuelo...

Trabajos en el yacimiento tartésico Casas del Turuñuelo en Guareña, durante la última campaña de excavaciones.

Trabajos en el yacimiento tartésico Casas del Turuñuelo en Guareña, durante la última campaña de excavaciones. / CSIC

Hay un ‘modus operandi’ común: un ritual de despedida bien organizado con antelación, que incluía un festín de comida, el sacrificio de animales, un violento incendio del edificio principal y su enterramiento final, formando un túmulo. Quizás para que nadie más volviera a usarlo. Para tapar pistas o evitar saqueos.

Este ritual llevado a cabo en la mayoría de los santuarios o casas del Tarteso hallados hasta la fecha se realizaba antes de abandonar un lugar en lo que se conoce como la época final del Tarteso, sobre el siglo V antes de Cristo. Pero ¿cómo era la vida en esos lugares antes de su cierre final? ¿Qué hacían los tartesos en Extremadura hace 2.500 años?

Descubrir las rutinas y costumbres de esta cultura que se asentó en el suroeste de la Península Ibérica entre los siglos XII y V antes de Cristo, principalmente en el entorno del Valle de Guadalquivir (aunque poco a poco se va desvelando el esplendor que alcanzó también en el Valle del Guadiana) es uno de los grandes retos de los arqueólogos e historiadores en la actualidad.

Uno de ellos, Sebastián Celestino, investigador del Instituto de Arqueología de Mérida y codirector de las excavaciones en el yacimiento de Casas del Turuñuelo (en Guareña), destaca que aunque el núcleo principal del Tarteso fue el triángulo entre Huelva, Sevilla y Cádiz, es en la periferia y en este caso en los asentamientos de Extremadura, donde se están desvelando más misterios acerca de esta cultura. La documentación «es mucho más rica» por el buen estado de conservación del yacimiento de Guareña, que está en pleno estudio en estos momentos. 

Porque todavía quedan muchos misterios por resolver sobre esta cultura o civilización prerromana que está rodeada de enigmas y leyendas. El de Casas del Turuñuelo es el quinto lugar relacionado con Tartesos que se excava en Extremadura, y aunque en la zona del Guadiana se habla de la existencia de una docena de yacimientos arqueológicos tartésicos, el de Guareña parece hasta el momento de los más grandes y mejor conservado de la región. Ya ha dado varias alegrías y en cada campaña de trabajo de campo hay nuevos hitos que ahondan más en esta población que desarrolló una cultura particular, con una mezcla importante de otros mundos, como el griego o el ibérico, y con una actividad comercial especialmente fructífera. 

Vista general del yacimiento de Cancho Roano, en Zalamea de la Serena.

Vista general del yacimiento de Cancho Roano, en Zalamea de la Serena. / EL PERIÓDICO

Otros yacimientos extremeños

Eso ya se ha comprobado también en otros yacimientos extremeños. La primera investigación sobre Tartesos en la región, fuera de su núcleo principal en el Valle del Guadalquivir, se inició en Medellín en la década de los 70. Allí de desenterró una necrópolis, un cementerio de incineración en el que se halló una cantidad importante de marfiles decorados.  

A este le siguieron Cancho Roano (en Zalamea de la Serena), en los años 80, donde Sebastián Celestino también trabajó en las excavaciones dirigidas inicialmente por Joan Maluquer y que desveló el único edificio o santuario que se conserva completo en todo el sur de la Península Ibérica y que ‘a priori’ se utilizaba para rituales pero también para el comercio. Ahí aparecieron un altar circular en el centro del espacio, varias habitaciones y multitud de objetos: piezas cerámicas, de bronce, de hierro y más marfiles. En Zalamea también se encuentra el yacimiento de Cerro Borreguero y a unos 18 kilómetros de allí, en otro túmulo, el yacimiento protohistórico de La Mata (en Campanario), cuyas excavaciones por parte de investigadores de la UEx, desveló un edificio similar al de Cancho Roano y más objetos.

Tras este, no fue hasta el 2014 cuando comenzaron a escarbar el túmulo ubicado en el término de Guareña, en el que se han descubierto piezas y espacios hasta ahora desconocidos, como las primeras representaciones humanas del tartesos o una tablilla de pizarra de algún artesano en la que además de varios guerreros se acaba de identificar el que podría ser el tercer abecedario paleohispánico meridional del que hay constancia.