Medidas vigentes hasta el 30 de septiembre

Extremadura activa el plan calor: más camas sanitarias y vigilancia municipal

La primera alerta de la temporada deja máximas de casi 39 grados y las previsiones apuntan a otro verano tórrido

El año pasado el SES atendió a 41 afectados por las altas temperaturas y se registraron dos fallecimientos

Turistas refrescándose a las puertas del Teatro Romano de Mérida para hacer frente al calor de Extremadura.

Turistas refrescándose a las puertas del Teatro Romano de Mérida para hacer frente al calor de Extremadura. / JERO MORALES (EFE)

Extremadura se prepara para hacer frente a otro verano tórrido. Desde este sábado y hasta el próximo 30 de septiembre la Junta mantendrá activo el plan de vigilancia contra el calor, que prevé un refuerzo de los recursos sanitarios y los dispositivos de atención social si las alertas se disparan por encima del nivel 2 (naranja). 

El verano astronómico aún no ha comenzado (el meteorológico arranca este sábado 1 de junio), pero la región ha registrado ya este pasado jueves y viernes un primer aviso amarillo por altas temperaturas: noches tropicales y máximas de 38,8 grados en Mérida y 38,6 en Badajoz. La antesala de lo que se avecina, pues las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) apuntan a unos meses con termómetros de récord: hay más de un 50% de posibilidades de que el verano de 2024 sitúe entre los más calurosos de la serie, como ya ocurrió con los de 2022 y 2023.

El objetivo del plan de vigilancia de la Junta es reducir el impacto de las temperaturas extremas sobre la salud de la población y por ello desde la Consejería de Salud y Política Social se hace un llamamiento para que se sigan las recomendaciones básicas durante las alertas por calor: beber agua, evitar el alcohol y la cafeína, permanecer a la sombra o en lugares frescos, limitar la práctica deportiva en las horas centrales del día, comer ligero y usar ropa holgada y transpirable. No en vano, el Ejecutivo recuerda que el verano pasado hubo en la región 41 afectados por golpes de calor, de los que seis necesitaron ingreso hospitalario y dos finalmente fallecieron.

Población de riesgo frente al calor

El plan identifica como población especialmente susceptible al calor extremo a los mayores de 65 años, menores de cuatro, embarazadas, enfermos crónicos, personas con trastorno de memoria y las que reciben tratamientos diuréticos, neurolépticos, anticolinérgicos y tranquilizantes. También los consumidores de alcohol u otras drogas y personas sin hogar, aquellas que viven solas o en condiciones sociales y económicas desfavorecidas. Especial mención también a quienes sufren exposición excesiva al calor por razones laborales, deportivas o de ocio.

Cuando se declare la situación de alerta de nivel 2 (naranja) o 3 (rojo) por calor extremo, los servicios sociales de los ayuntamientos y entidades como Cruz Roja o Cáritas deberán contactar con los grupos de población de riesgo y asegurarse de que están tomando precauciones o, si es necesario, prestarles atención y ayuda.

En caso de aviso naranja, centros de salud y hospitales mantendrán «una elevada actitud de alerta y sospecha» ante posibles afectados. Además, los hospitales deberán prepararse, en un plazo de 24 horas, para adoptar un posible plan de contingencia en caso de que se alcance el siguiente nivel de alerta. Si finalmente hay una alerta de nivel 3 (roja), los dispositivos asistenciales activarán los recursos para dar respuesta a un posible aumento de hospitalizaciones.