el inusual comportamiento de un perro muy utilizado para cuidar del ganado en la región

El mastín, el guardián cuestionado

Los expertos extremeños consultados coinciden en lo excepcional del suceso del pasado lunes en Zamora, en el que cinco perros, mastines y pastores leoneses, mataron a una mujer mientras paseaba. Ninguna de estas razas está considerada potencialmente peligrosa

Efectivos de la Guardia Civil tratan de leer el microchip de uno de los perros implicados.

Efectivos de la Guardia Civil tratan de leer el microchip de uno de los perros implicados. / Guardia Civil

La muerte de Arancha Corcero, una enfermera de 27 años de Zamora, tras el ataque de varios perros el pasado lunes, genera aún numerosas incógnitas. Una de ellas es si todos los ejemplares (al menos los cinco adultos, tres mastines y dos pastores leoneses, llamados de carea leonés) participaron en el brutal ataque y si actuaron como una jauría, es decir, de forma conjunta y coordinada, con uno de ellos dirigiendo la manada.

Es la principal hipótesis que se maneja por ahora y que podrá confirmarse mediante el análisis de las muestras de sangre y saliva que se han tomado a los animales. Lo que será más difícil de saber es qué motivó una conducta tan agresiva y poco normal de estos canes, ninguno de ellos incluidos en el listado de razas potencialmente peligrosas. 

«No es un comportamiento habitual en estos perros. Es extrañísimo y es precisamente noticia porque es una cosa muy rara. Otra cosa es con perros de presa que están entrenados para otro tipo de cuestiones y que tienen un comportamiento más agresivo», apunta Sebastián Hidalgo de Trucios, profesor del Departamento de Anatomía, Biología Celular y Zoología de la Facultad de Veterinaria de la Uex, para quien ha tenido que darse una «circunstancia» muy poco frecuente que ha hecho que estos canes tuvieran un proceder «tan atípico y anormal».

«Los perros pastores y de guarda en teoría tienen un carácter más o menos dócil pero, como cualquier perro, tienden a la defensa de lo que ellos creen que son sus propiedades», afirma José Marín, presidente del Colegio de Veterinarios de Badajoz que, en cualquier caso, no recuerda tampoco «que algo como esto haya pasado nunca». Marín incide «sobre todo» en la responsabilidad que tienen los propietarios en el comportamiento de sus perros ya sea por tenerlos sin la debida atención o por la forma de educarlos. «El animal de manera innata no tiene ese carácter de agresividad que muchas veces se le inculca por los propios dueños. Un pitbull, por ejemplo, puede ser tan dócil y normal como cualquier otro perro», remacha.

«Ha tenido que darse una circunstancia extraña que ha hecho que tuvieran un comportamiento tan atípico y anormal»

Sebastián Hidalgo de Trucios

— Departamento de Anatomía, Biología Celular y Zoología de la Uex

En esta misma línea, Laura Sánchez de la Vega, técnica en comportamiento canino, apunta que este suceso es muy poco habitual sea cual sea la raza de los canes implicados. «Es sorprendente que cualquier perro pueda atacar a una persona hasta este punto, o que quiera hacerlo de forma premeditada. En la inmensa mayoría de las ocasiones el ataque es más situacional, depende más del contexto» en el que se produce, esgrime. «Siendo cinco perros juntos es muy probable que la situación se haya ido tensando hasta que se ha salido de madre», plantea, de manera que el grupo se haya acercado a la joven y que uno de los perros, «por la razón que sea, que no está socializado, no tenga buena gestión emocional o que se haya asustado» haya sido el primero en morder y que el resto lo haya seguido. 

«Hay que intentar mantener la calma todo lo posible, quedarse quieto y dejar que la situación se vaya enfriando»

Laura Sánchez de la Vega

— Técnica en comportamiento canino

David García, el alcalde de Roales del Pan, la localidad zamorana en la que residía la joven fallecida, vinculó el suceso con la proliferación de lobos en la zona. La sospecha es que la jauría hubiera entrado en contacto con una manada y esa circunstancia les hubiera alterado. «No tendría por qué. Son perros que están muy acostumbrados a la convivencia directa con el pastor o con otras personas. No tendría mucho sentido que por un animal externo se fuesen a atacar a alguien», defiende Sánchez de la Vega, que es directora de Ceres Can, una empresa de adiestramiento en Cáceres. En su opinión, si los perros estaban en un «sitio público» sin supervisión la «negligencia» sería «cien por cien» de su propietario, al que se investiga por homicidio imprudente.

«Defender al ganado»

«No conozco ningún otro caso de mastín agresivo porque no lo es, son animales muy nobles. Jamás he tenido problema con ninguno», incide también Francisco Javier Mejías, delegado en Extremadura de la Asociación Española de Rehalas. «Han tenido que interpretar que se atacaba a sus ovejas y lo que han hecho es ‘defender’ a su ganado», indica Mejías, que cree que también puedo influir en este desenlace el que estuviesen en el mismo grupo perros de carea con mastines, ya que «no se pueden juntar» ambos tipos de ejemplares, «porque a veces, por competencia entre ellos, son capaces agredir incluso a las propias ovejas. No se adaptan los unos a los otros». 

Mario Gilabert, presidente del refugio de animales Turgalium, de Trujillo, menciona la fuerte territorialidad de los mastines unida a «una mala educación» de los ejemplares como posibles desencadenantes del ataque. Subraya también que por esta entidad han pasado «muchos perros que han estado con ganado y no he conocido nunca ninguno que se tire a las personas. Es incomprensible». «Por desgracia hay mucho mastín descontrolado, nuestra protectora puede dar fe de ello, pero nunca nos han dado problemas», aduce Gilabert. «No hay perros malos, sino dueños malos», sentencia.

«No conozco ningún otro caso de mastín agresivo porque no lo es, son animales muy nobles. Jamás he tenido problema con ninguno»

Francisco Javier Mejías

— Delegado en Extremadura de la Asociación Española de Rehalas

¿Y cómo reaccionar en el caso de que tener un incidente con estos perros cuando se sale al campo? «Una norma general de comportamiento es que la huida estimula la agresión. En ocasiones es mejor quedarse quieto que salir corriendo. Suelen ocurrir en los caninos y con otros depredadores», dice Hidalgo de Trucios. 

Llegados a estas situaciones extremas, sostiene Laura Sánchez de la Vega, «lo cierto es que no hay un comportamiento concreto que te asegure que no te va a atacar, depende de muchos factores», si bien recomienda «intentar mantener la calma todo lo posible, quedarse quieto y dejar que la situación se vaya enfriando, que el perro vea que no hay ningún peligro real. No mirar al perro directamente y ponerlo nervioso, pero tampoco girarse y dejar de saber lo que pasa. Hay que evitar el enfrentamiento».

Suscríbete para seguir leyendo