La situación de un motor económico clave en la región

La hostelería extremeña, «abocada» a subir precios

El sector asegura que la inflación ha elevado el coste de la vida y quieren evitar «tener que cerrar el negocio»

Insisten en que se trata de un contexto nacional pero que el alza en Extremadura no es tan alta como en otras regiones

Público en las terrazas de Mérida en una imagen de archivo.

Público en las terrazas de Mérida en una imagen de archivo. / EL PERIÓDICO

Algunos han tenido que subir unos 15 o 20 céntimos los platos, otros han optado por servir menos cantidad en ellos. Hay quienes buscan ajustar los márgenes con los proveedores y quienes retiran platos poco rentables de la carta. Lo explica el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Extremadura, Antonio Martínez: el sector se ha visto «abocado a elevar los precios». Y habla de la inflación como un bucle que ha incrementado el coste de la vida. «Los proveedores han aplicado un aumento a su género, por lo que evidentemente, aunque de forma menos intensa, nos hemos visto obligados a alzar ligeramente nuestras tarifas». A ello se añade, indica, «la otra gran subida» que ha supuesto el aumento del salario mínimo a sus trabajadores: «Camareros, cocineros, personal de limpieza y un largo etcétera».

Martínez dice que si no aumentan sus precios a los clientes, muchos locales se verían obligados a un cierre definitivo. «Cubrimos la totalidad de los gastos y mantenemos a flote el negocio, pero hay veces que no contamos con recompensa económica. Esa es la realidad de la región y de España», lamenta.

En este sentido, asevera que ahora «el cliente no gasta como antes, ya que los sueldos de la gente no han crecido tanto como el coste de los productos de primera necesidad, por lo que muchos se contienen en el consumo o en el ocio».

En este contexto, Martínez habla de la reciente polémica desatada en Mérida, cuando el director del Festival de Teatro Clásico, Jesús Cimarro, pidió prudencia al gremio y aseguró que, aprovechando el tirón turístico de la capital extremeña, los precios comenzaban a ser desorbitados. «No es precisamente una de las ciudades que haya experimentado tan alta subida. Por ser Extremadura no significa que debamos tener precios más bajos que en otras regiones».

Y es que representantes del sector consultados por este diario reiteran que la única salida es elevar la carta. «Numerosos compañeros están bajando la persiana de sus establecimientos debido a que les es imposible rentabilizar los negocios», resumen.

Lo que dice el INE

El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó este viernes que el Índice de Precios al Consumo se mantuvo sin variación en Extremadura el pasado julio en comparación con el mes anterior, mientras que la tasa interanual se situó en el 1,9%.

De esta forma, la evolución en Extremadura se mantuvo por debajo de la media nacional, donde el IPC aumentó un 0,2% en julio en relación al mes anterior y elevó cuatro décimas su tasa interanual, hasta el 2,3%, debido, principalmente, a la subida en los carburantes y también al encarecimiento de los alimentos, que escalaron cinco décimas hasta el 10,8%.

En la comunidad , con respecto a junio, los principales descensos se produjeron en vestido y calzado, debido al periodo de rebajas, con una bajada del 10,5%, seguido del menaje (-0,4%) y las bebidas alcohólicas y el tabaco (-0,3%).

Asimismo, se mantuvo estable la vivienda, mientras que subieron precisamente el ocio y la cultura (2,6%), el transporte (0,8%), los alimentos y bebidas no alcohólicas (0,6%), los hoteles, cafés y restaurantes (0,4%) y la enseñanza (0,1%).

Senda positiva

El sector de la hostelería sí admite que va por la senda positiva, en concordancia con las previsiones nacionales, que hablan de subidas de la facturación de hasta un 10% respecto al año anterior. En torno a ese incremento están los restaurantes y los bares, mientras que en el alojamiento el alza es algo más elevada por estar más directamente influenciado por el turismo y la estacionalidad. Es el caso de ciudades como Mérida, que en verano siempre encuentran en el turismo su principal industria. 

Además, en los meses estivales se registra el pico máximo de trabajadores y las mayores tasas de empleo en este sector.

«A pesar de esta evolución positiva se nota el impacto mantenido en el tiempo de la subida generalizada de los precios, afectando a la capacidad adquisitiva de los consumidores», aseguran, en general, desde la hostelería. «Hay muestras de contención en el gasto», añaden. 

Los expertos auguran que será más acusada a partir de septiembre. Subrayan además que es en la hostelería y en construcción donde se observan mayores expectativas en cuanto a los precios en un horizonte de un año.

En Extremadura cada negocio hace sus propios malabares para intentar sobrevivir a la inflación, teniendo en cuenta la subida de la materia prima y el coste de la luz, ya que algunos restaurantes afirman estar pagando el doble en la factura eléctrica.


EN PRIMERA PERSONA

Albalat

Juan Miguel Palacios, del Albalat (Cáceres). / EL PERIÓDICO

Albalat (Cáceres): «La factura de la luz ha subido un 40%»

Juan Miguel Palacios está, junto a Manuel Espada, desde marzo de 2017 al frente de Albalat, un restaurante de Cáceres con una plantilla de 20 personas. Nada más adentrarse en la Avenida Ruta de la Plata, se puede encontrar un servicio con una cocina tradicional, en la que, tras tres años de puro movimiento, llega un verano «un poco más tranquilo», debido en parte, según Palacios, al punto final de las restricciones de la pandemia, lo que ha podido llevar a los turistas a cambiar su decisión de veranear en la ciudad por una estancia en destinos de playa y costa. 

Albalat no es ajeno a la subida generalizada de la factura de la luz, y su gerente afirma que ha notado un incremento de «un 30 o un 40%». De la misma forma, Palacios explica que, a pesar de la medida aprobada que bajaba el precio del IVA sobre los productos de primera necesidad, realmente no han notado ningún cambio, ya que se han encarecido «casi al mismo precio que antes con el IVA». 

Y no solo la luz, porque la subida del carburante también ha encarecido los productos de los que Palacios se vale para cocinar, como «la carne ibérica o el vacuno que se mantienen muy al alza», manifiesta.


Pepehillo, del Galaxia (Badajoz).

Pepehillo, del Galaxia (Badajoz). / SANTI GARCIA

Galaxia (Badajoz): «Hasta el azúcar es ahora más cara»

En Badajoz, el restaurante Galaxia se mantiene en alto con una trayectoria que arrancó en 1982 cuando su propietario, Pepehillo, comenzó esta aventura con su padre, Pepehillo y su madre, Joaquina, y que continúa en la actualidad con la misma esencia de sus inicios, en la avenida Villanueva, justo enfrente del Corte Inglés.  

Sin embargo, ahora la subida de la luz parece su cliente más fiel, y el responsable del negocio defiende que es especialmente en verano cuando más se nota ese incremento tanto en la luz como en los productos básicos, pero que «es lo que hay», afirma. 

El gerente sostiene que esta subida generalizada ha afectado prácticamente a todos los productos «desde el azúcar hasta el agua», lo que ha provocado en ocasiones que su factura llegue a ascender «más de un 50 o un 60%». 

Y aunque ahora mismo se encuentra cerrado, como ya es tradición en su restaurante todos los veranos durante quince o veinte días, en los meses anteriores, especialmente junio y julio, el propietario afirma que «gracias a Dios» siguen trabajando bien, «excepto quizás por la noche que la gente prefiere más terraza, pero vamos defendiéndonos», declara.


Meritxell Chaves, de Volterra (Mérida).

Meritxell Chaves, de Volterra (Mérida). / EL PERIÓDICO

Volterra (Mérida): «A veces nos sentimos incomprendidos»

Meritxell Chaves trabaja en el restaurante Volterra, uno de esos locales en los que pocos días no hay gente sentada comiendo o bebiendo en sus múltiples mesas situadas en una de las calles más concurridas de Mérida. Sus mañanas llenas de clientes disfrutando de un buen desayuno se complementan con unas tardes más tranquilas y una noche que renace gracias a espectáculos como el Stone o el Festival de Teatro, lo que, para Chaves, les asegura un verano hasta septiembre «bastante intenso».

¿Y cuál es el secreto del éxito? Unos precios bajos que los distinguen de la competencia. Sin embargo, en el Volterra han sufrido en sus propias carnes un incremento de entre 50 y 100 euros en la factura de la luz. «Intentamos subir el mínimo, porque es lo que hace que siempre tengamos el local lleno de gente, pero vamos adaptándolo porque si nos suben el precio del azúcar, del agua o de la leche, tendremos que seguir subiendo los precios», sostiene. 

Una situación en la que Chaves reconoce que a veces se sienten incomprendidos por los consumidores. «Es algo que el cliente no entiende porque ellos se beben la misma caña y piensan que deben pagar el mismo precio que antes, pero nosotros también pagamos más por todo», dice.


David Llorente, de Succo (Plasencia).

David Llorente, de Succo (Plasencia). / TONI GUDIEL

Succo (Plasencia): «Si todo sube, todo repercute»

A mitad de camino entre el norte y el sur, en la ciudad de Plasencia, David Llorente destaca con su restaurante Succo (ya lo conocen como David Succo), demostrando esa fuerte alianza placentina ubicada en el número 7 de la calle Vidrieras.

Para ellos, agosto es «muy importante» ya que, al ser el mes vacacional por excelencia, es usual que los pueblos del norte se llenen de turistas, en especial de aquellos que emigraron en su día y vuelven para disfrutar de los paisajes extremeños, y Plasencia, como capital, recoge a esa gente «por su oferta de ocio y comercio», explica el gerente, puesto que «si no se quedan a dormir, se quedan a comer». 

Con respecto a la subida de la luz en su local, Llorente mantiene un tono conciliador, y sostiene que afecta de la misma forma que a una «unidad domestica», de manera que «si todo sube, evidentemente todo repercute». 

Asimismo, afirma que quizás el tema de la luz era más llamativo hace unos meses, pero que ahora se ha normalizado tanto que ya no recibe la misma atención: «Todos nos hemos acostumbrado a las subidas y ya no le damos la importancia o no nos escandalizamos tanto como antes».

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