La resaca electoral

Vox no muestra todavía sus cartas en Extremadura

El candidato regional Ángel Pelayo Gordillo sigue callado y sin reclamar nada dos días después del 28M. Espera instrucciones de Madrid, pero durante la campaña siempre ha dicho que “no estamos aquí para hacer presidenta a la señora Guardiola”

El líder nacional de Vox, Santiago Abascal, con el candidato regional, Ángel Pelayo Gordillo, a la derecha y el candidato de Cáceres, Eduardo Gutiérrez, a la izquierda, durante un acto de Vox en campaña en Cáceres.

El líder nacional de Vox, Santiago Abascal, con el candidato regional, Ángel Pelayo Gordillo, a la derecha y el candidato de Cáceres, Eduardo Gutiérrez, a la izquierda, durante un acto de Vox en campaña en Cáceres. / SERGIO VELA

El entorno de Ángel Pelayo Gordillo, el candidato regional de Vox y líder del partido en la comunidad, sigue sin desvelar sus cartas tras los resultados obtenidos el domingo. Su irrupción en el panorama político extremeño con 5 escaños es clave. Esos cinco nuevos diputados tendrán que decidir si apoyan o no las aspiraciones de la que ya se postula como presidenta, la popular María Guardiola, pero lo cierto es que las relaciones entre ambos candidatos no son muy fluidas. 

Nadie quiere pronunciarse sobre si ya ha habido algún contacto entre ellos y se andan con pies de plomo. Algunos de los propios miembros del partido regional dicen que están «a la expectativa» y con su candidato regional «fuera de servicio» desde la noche del domingo. Esperan las instrucciones de su líder, Santiago Abascal , que sí ha enseñado ya algunas cartas. Por él pasarán las decisiones que se tomen en las seis comunidades, incluida Extremadura, en las que su partido puede ser la llave del cambio. Abascal ha tendido la mano al PP para conformar alternativas de gobierno y echar a la izquierda, uno de sus principales objetivos, siempre que haya un diálogo «con respeto, responsabilidad y patriotismo», pero también ha dejado claro que no será gratis: «que nadie espere regalos», dijo el lunes en su una comparecencia para analizar los resultados electorales. 

Lo que está claro es que será en Madrid donde se moverán las fichas autonómicas y se decida qué hacer en cada una de esas seis regiones. De hecho, de la situación concreta extremeña, Abascal ya ha asegurado que «parece que el PP renuncia a gobernar en Extremadura» porque el líder nacional, Núñez Feijóo, es partidario de que gobierne la lista más votada, que no ha sido la del PP precisamente, sino la del PSOE por casi 6.300 votos de diferencia.

Castilla y León, la casa piloto

Esas primeras declaraciones de Abascal son una forma de presionar a los populares, porque la aspiración de Vox es entrar en los máximos gobiernos posibles para derogar también las políticas de la izquierda, su otro objetivo principal. La ‘casa piloto’, como la llama Abascal, es Castilla y León, donde Vox tiene tres sillones en la Junta desde 2022: la vicepresidencia, la consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural y también la de Industria, Empleo y Comercio.

Y la idea es seguir construyendo y abriendo casas con la marca Vox en esas seis comunidades donde tiene la llave. Lo ha dejado entrever también el candidato regional, Ángel Pelayo Gordillo, durante la campaña electoral. «No hemos venido aquí a hacer presidenta a la señora Guardiola», ha repetido cada vez que se le preguntaba por el asunto. Pero tampoco ha sido nunca tan claro como ella y su rechazo a gobernar con Vox.

Quizás lo primero sea intentar replicar lo que ya está en marcha en Castilla y León, aunque bien es cierto que allí Vox logró 13 diputados, ocho más que aquí, y el PP apenas tres más, 31 frente a los 28 de Guardiola. Quizás, como en la comunidad vecina, exigirán la vicepresidencia de la Junta o la consejería de Agricultura, aprovechando que Pelayo es gerente de una empresa agrícola. O lo mismo se conforma con la Presidencia de la Asamblea o con sentar a algunos de sus miembros en la mesa del parlamento. De lo dicho hasta ahora se puede deducir que al menos lo van a intentar y que lo último sería un ‘sí’ gratuito (al PP no le vale la abstención), aunque lo cierto es que de momento ni Pelayo ni su entorno han reclamado nada abiertamente. Ni sillones, ni acuerdos de programa, pero tampoco han hablado de regalos.

Otros 5 pactos regionales

¿Está la situación en el mismo punto en las otras cinco comunidades donde el PP necesita a Vox para gobernar? Donde parece más fácil llegar a algún tipo de acuerdo sería en Murcia porque los populares no necesitarían el ‘sí’ de Vox, les bastaría la abstención. El PP ganó el domingo con 21 diputados, la mayoría absoluta son 23 escaños y la suma de los ‘noes’ sin Vox no llega a esos 21, por lo que al popular Fernando López Miras le bastaría la abstención y, como en Extremadura, insiste en gobernar en solitario. 

En una situación parecida a la extremeña está Aragón, donde el PP ha logrado 28 escaños y necesita sumar los 7 de Vox para alcanzar la mayoría absoluta de 34 diputados. De momento, el líder regional del partido de Abascal tampoco mueve ficha, el lunes de resaca electoral no llegó a pronunciarse, como Pelayo, y tampoco lo ha hecho hoy. El silencio como estrategia.

En la Comunidad Valenciana el candidato del PP, Carlos Mazón, ha ganado las elecciones con 40 escaños, pero también necesitará a los 13 diputados de Vox para alcanzar la mayoría que se sitúa en 50 escaños. Allí tampoco se han dado muchos pasos pero, al menos, ya han puesto fecha al inicio de las negociaciones: el 5 de junio, cuando se cierra el escrutinio de manera oficial. De momento el PP se muestra abierto a explorar acuerdos pero fija como línea roja su programa electoral. 

En Cantabria tampoco han logrado desembarazarse del todo de Vox y el PP, que ha triunfado estas elecciones devastando al partido regionalista de Miguel Ángel Revilla, podría necesitar el apoyo el partido de Abascal. Los populares tienen 14 escaños y Vox cuenta con cuatro, la suma de los 18 escaños que suponen la mayoría absoluta, aun así la idea del PP ahora mismo es buscar primero refugio en Revilla y en sus ocho escaños.

Y la última comunidad en la que Vox es decisivo es Baleares, donde solo los 25 escaños del PP sumados a los 8 de Vox supondrían la mayoría, que son 30 diputados. Aquí también sería imprescindible contar con el ‘sí’ de los de Abascal, pero el líder regional ya ha dejado claro que quieren un pacto como en Castilla y León. Al menos allí se empiezan a ver las cartas. Aquí reina el silencio todavía.

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