Almendral y Barcarrota se sitúan a menos de 13 kilómetros de distancia. Se encuentran conectados por la N-435, carretera que une Badajoz y Huelva. Según un informe elaborado por EuroRAP, programa europeo de evaluación del riesgo en la carretera, en el que participa RACE, los 12,5 kilómetros que separan ambas localidades pacenses constituyen el tramo de carretera más peligroso de España. En este espacio se han producido cinco accidentes mortales y graves en los últimos tres años, en los que tres personas han perdido la vida y cuatro han resultado heridas de gravedad. De estos cinco accidentes uno de ellos corresponde a ciclomotores y motocicletas y otro a un vehículo pesado.

Para la realización de dicho estudio se han evaluado los siniestros producidos en los últimos tres años, periodo de estudio del informe, su gravedad y la relación de estos con las características de la vía. Concretamente, EuroRAP ha analizado 1.626 kilómetros de carreteras en Extremadura, de los cuales 179,1 kilómetros han sido calificados como tramos de riesgo elevado. La proporción de vías peligrosas en la región es del 11,01%, tres puntos por debajo de la media española que se sitúa en un 13,6%.

El informe establece que los kilómetros de la N-435 que separan Almendral y Barcarrota son los que más peligro tienen del país, calificados por EuroRAP como de riesgo alto. Además, en el puesto 29 se encuentra el tramo de la N-521 entre Malpartida de Cáceres y Alisesa, que presenta, en este caso, un riesgo medio-alto.

Este estudio ha permitido delimitar el perfil de aquellos segmentos de carretera con mayor nivel de riesgo. La peligrosidad, por tanto, aumenta en una carretera convencional de calzada única, con intersecciones a nivel y una intensidad media de vehículos de menor a 10.000 al día. La considerada como la vía más peligrosa del país reune todas estas características. La N-435 es una carretera nacional cuya intensidad media de vehículos asciende a 2.844 al día y cuenta con intersecciones al mismo nivel, como es el caso del cruce ubicado al inicio de la zona urbana de Almendral.

El alcalde de almendraleño, José Antonio Arroyo (PSOE) afirma que «llevan años reclamando una solución para el cruce entre la N-435 y la EX-105. Incluso pedimos a la DGT la colocación de un radar para evitar el exceso de velocidad en la intersección, pero no obtuvimos respuesta». A la peligrosidad intrínseca a los cruces hay que sumar el hecho de que se trata de una zona transitada habitualmente por peatones, pues la piscina municipal de la localidad, compartida con el pueblo vecino Torre de Miguel Sesmero, se encuentra atravesando esta carretera. Arroyo explica que «la solución que se pidió al Ministerio de Fomento fue la construcción de un paso subterráneo para los peatones, así como una rotonda que permitiese regular el tráfico en la intersección. Ahora mismo el proyecto está en fase de redacción y una vez finalizado defenderemos ante el Ministerio la necesidad de solventar el problema».

Desde la vecina Barcarrota también se han tomado medidas. El alcalde de la localidad, Alfonso Macías (PP) informa que «hace unos meses se puso en conocimiento del diputado Victor Píriz (PP) la situación de esta vía, y él ha trasladado dicha información al Ministerio de Fomento. Desde el consistorio entendemos que esta es la vía más rápida para actuar sobre el problema».

Ambos regidores coinciden en la necesidad de resolver la situación, y señalan que el principal riesgo se centra en una serie de curvas, que en palabras de Arroyo «en un principio parecen fáciles de coger, sin embargo, son bastante cerradas». Macías cuenta que «el asfalto en algunos puntos de la calzada no se encuentra en perfecto estado. Sería necesaria la creación de un tercer carril y la colocación de quitamiedos que evitasen que los vehículos se saliesen de la calzada».

No obstante, esta no es la primera vez que la N-435 aparece calificada como vía de alto riesgo, sino que en los últimos informes de EuroRAP ya aparecía con esta denominación, si bien es cierto que en años anteriores no ocupaba la parte más alta de la tabla.

Desde RACE informan que «para evitar que la N-435 siga ocupando esta posición se deberían, en primer lugar, eliminar las intersecciones al mismo nivel. En el cruce de Almendral encontramos salidas tanto a izquierda como a derecha como si se tratase de un cruce dentro de zona urbana. Además, sería necesario mejorar la iluminación en las curvas. Al tratarse de curvas cerradas la visibilidad siempre es reducida, esto se agrava aún más cuando las condiciones climatológicas como la niebla provocan que la visión disminuya aún más. A todo ello se suma la falta de mantenimiento del firme en condiciones adecuadas».

David Fernández, técnico de Seguridad Vial de RACE, explica que «es imprescindible aumentar la inversión en carreteras convencionales, algo que depende del Ministerio de Fomento». Asimismo, apunta a que «es necesaria una mayor concienciación entre los usuarios. Deben ser conscientes de que las carreteras convencionales no son autovías, en una vía de circulación doble cualquier despiste puede tener consecuencias fatales».