Agroalimentación

Marruecos, la otra despensa española para vender a Europa

El número de empresas, filiales y delegaciones con capital español en el país crece el 35% en dos años tras el clima de estabilidad política y social entre ambos países

La subida de los costes de explotación en España y las normas medioambientales y fitosanitarias que impone la UE aumentan el éxodo de negocios hacia África.

Varios trabajadoras clasifican verdura en una central hortofrutícola marroquí.

Varios trabajadoras clasifican verdura en una central hortofrutícola marroquí. / Zacarías García / Efe

José Luis Zaragozá

Agadir se ha convertido en el nuevo mar de plástico de Marruecos: ‘El Ejido marroquí’. Allí se imita el modelo de producción agroalimentario de Almería y las explotaciones locales ubicadas en este territorio norteafricano, algunas participadas por inversores españoles, con delegaciones en esta zona, gestionan miles de hectáreas de cultivos que luego se exportan a Europa. Es el caso de tomates, pimientos, judías verdes, pepinos, melones y sandías que se producen al margen de la sociedad Dominios Agrícolas -la antigua Dominios Reales del rey Mohamed VI de Marruecos-, un negocio en manos de la monarquía alauita que controla 12.000 hectáreas de frutas, hortalizas y ganado, y que aporta suculentos beneficios al citado Estado, un territorio en expansión para la industria agroalimentaria de España.

Mientras el Gobierno español y el de Marruecos acaban de resucitar la vieja idea de construir un túnel bajo el estrecho de Gibraltar, un proyecto que lleva casi cuatro décadas olvidado y veremos en qué queda, según fuentes del Ministerio de Transportes, firmas agroalimentarias españolas aceleran sus inversiones en el país vecino ante la demanda de sus clientes europeos. El número de mercantiles de capital español implantadas en el territorio magrebí ha aumentado el 35% desde 2022. Según datos del ICEX, ya hay alrededor de 360 sociedades vinculadas al sector primario en Marruecos, si bien, considerando participaciones y filiales, la cifra supera el millar. Además, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha inyectado en la economía de Marruecos un total de 2.500 millones de euros en los últimos cinco años. El BEI, presidido desde enero de 2024 por la exvicepresidenta primera y exministra de Economía Nadia Calviño, financia proyectos en la economía marroquí, con el apoyo a empresas de agricultura, agua, transporte y otras.

Las cooperativas instan a la UE a exigir «reciprocidad en las condiciones de producción, la erradicación del trabajo infantil y un férreo control en sanidad vegetal»

Hay varios motivos que explican el desembarco de los negocios agrícolas en aquel país, como la subida de los costes de explotación en España (energía y agua), así como las normas medioambientales y fitosanitarias que impone Bruselas y que no afectan a terceros países competidores en la agricultura mediterránea. Según el responsable de frutas y hortalizas de Coag, Andrés Góngora, las inversiones de empresas y cooperativas españolas en Marruecos «podrían ir a más en estos próximos años dada la buena marcha de las relaciones diplomáticas entre ambos países». En su opinión, «Marruecos no deja de ser una dictadura y hay empresas que han tenido que abandonar producciones porque no tenían garantías para lograr suministros, mover su capital o tener estabilidad y paz laboral en sus plantillas».

Por eso, el sector del aceite ha tomado cartas en al asunto. Así lo constatan los planes de crecimientos de firmas como Acesur, propietaria de La Española y Coosur. Y muy claro lo tiene también el gigante agroalimentario Ebro Foods, que consolida sus negocios en África, con el liderazgo de La Cigala en Marruecos y la fuerte entrada en otros países como Ghana y Libia, según explicaba recientemente el presidente de Ebro Foods, Antonio Hernández Callejas. 

Los territorios de Agadir y Nador aglutinan la mayor parte de la producción hortofrutícola de Marruecos y de ello se aprovechan compañías que trabajan de forma directa o indirecta en este país. Es el caso de Agroatlas Europa, Iberfruta, Plantas de Navarra y Agrícola Perichan. Así como de firmas como Borges (frutos secos). Grandes productores de sandías y melones de Andalucía también han incrementado sus negocios en el país vecino.

Mientras tanto, Juver Alimentación, García Baquero (que ya vende su queso a través de un importador y tiene previsto acceder al mercado con una segunda marca), Central Lechera Asturiana y Idilia Foods, a través de la gran distribución, prevén que dicha presencia siga incrementándose a medio plazo. También lo espera la firma murciana especializada en zumos de frutas Juver, que decidió establecer hace una década su presencia física en el territorio a través de una oficina comercial propia y allí sigue. 

Tal como constata el ICEX, según su red de oficinas Ofecomes en Casablanca, las mayores oportunidades de negocio se encuentran en los productos más importados durante los últimos años, como el azúcar, las grasas y los aceites, la mantequilla, los crustáceos y la carne de bovino. Asimismo, se abren nuevas posibilidades en nichos que ya están experimentando un fuerte crecimiento o que cuentan con gran potencial, como el de la comida rápida y preparada, el de las frutas y verduras envasadas de calidad, el de los productos BIO, ecológicos y orgánicos, y el de los alimentos sanos.

¿Competencia desleal?

El presidente de la sectorial de cítricos de Cooperativas Agroalimentarias de España, Cirilo Arnandis, comenta al hilo de las inversiones españolas en Marruecos que «las cooperativas son empresas estrechamente vinculadas al territorio en el que están asentadas y en el desarrollo del medio rural». «No podemos ni debemos entrar a valorar las decisiones que adoptan otras empresas en lo referente a producir directamente en territorio marroquí o en alcanzar acuerdos con operadores de ese país para que aquello que producen sea comercializado en el mercado comunitario, puesto que esto entra en el terreno de su libre iniciativa», añade.

En cualquier caso, Arnandis advierte de que esa situación pone de manifiesto que, en materia fiscal y laboral, países como Marruecos, así como sus condiciones y exigencias productivas, «suponen un factor de competitividad frente a las producciones comunitarias». En ese sentido, sostiene que «la Unión Europea debe exigir reciprocidad en las condiciones de producción, la erradicación del trabajo infantil y un estricto control de las amenazas en materia de sanidad vegetal que pueden llegar a suponer estas producciones».

El creciente comercio exterior entre ambos países tampoco pasa desapercibido al Ejecutivo español. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, reconoció recientemente en una visita al país vecino que el Gobierno «expresa el interés mutuo de España y Marruecos por mejorar los intercambios comerciales agroalimentarios». Lo comentó tras reunirse con el titular de Agricultura, Pesca Marítima, Desarrollo Rural y Agua y Bosques marroquí, Mohammed Sadiki.

La balanza comercial agroalimentaria es favorable a Marruecos, si bien el valor de las exportaciones españolas al país norteafricano se ha incrementado más del doble en los últimos cinco años, al pasar de 419 millones a 1.155 millones de euros. En este sentido, Planas se mostró convencido de que España, cuarto país exportador de la Unión Europea y séptimo del mundo, seguirá incrementando las ventas agroalimentarias y pesqueras a Marruecos. Ambos ministros constataron la buena sintonía entre los gobiernos español y marroquí, cuyas relaciones en materia de cooperación agrícola son «permanentes y fluidas», según reconocían ambos dirigentes gubernamentales. En particular, los acuerdos para exportar animales y productos de origen animal españoles cubren casi la totalidad de sectores.

Ahora bien, no todo son beneficios para el ámbito hortofrutícola español porque la competencia arrecia en negocios estratégicos de la agricultura mediterránea. De hecho, Marruecos ha tomado la delantera a España, a la que ha arrebatado el liderazgo exportador, en el negocio de los tomates. Y es que la hegemonía del país vecino en la exportación de esta típica hortaliza a países de la Unión Europea es el resultado de una ambiciosa política de su Gobierno. Así, a finales del año pasado se anunciaron subvenciones de entre 3.600 y 6.300 euros por hectárea para la producción de tomate. Y en el primer trimestre de este año, Marruecos ya ha sobrepasado a España y ha vendido el 19% más de tomates (lo que supone unos 34 millones de kilos) que nuestro país.0

Los datos presentados por la propia Comisión Europea prevén una importante caída del 21,5% de la superficie y del 22% de la producción de tomate fresco en España hasta 2035, por la «competencia desleal» de la producción marroquí y turca, según subrayan las organizaciones agrarias. «Lo más grave de todo ello es que Bruselas es plenamente consciente de ello y no pretende poner remedio», lamenta Andrés Góngora. De hecho, el Observatorio del Mercado del Tomate de la Unión Europea ha reclamado medidas urgentes a nivel europeo contra la competencia desleal de las importaciones de terceros países. «¿Quiere la UE depender de Mohamed VI a la hora de elaborar sus ensaladas? A priori, resulta como mínimo inquietante», agrega el dirigente de Coag.

Mientras tanto, el negocio citrícola español tiene poco que rascar en suelo marroquí. La actividad naranjera está controlada por Dominios Reales, un conglomerado empresarial en manos de Mohamed VI y que desde hace tres décadas controla las licencias de plantación y comercialización de la variedad mandarina tardía Nadorcott (una de las más cotizadas en el mercado) en todo el mundo y genera suculentos beneficios al monarca alauí y sus negocios agrarios.

Además, Marruecos gana cada vez más peso en el sector. La Organización Mundial de Cítricos (WCO, por sus siglas en inglés) afronta desde hace unas semanas tiempos de cambios con los nuevos líderes elegidos y con un panorama marcado por el descenso en el consumo de cítricos en todo el mundo. El marroquí Badr Bennis asume el cargo de presidente del hemisferio norte que hasta ahora ocupaba el español José Antonio García, mientras que la dirección del hemisferio sur dejará de estar a cargo de Justin Chadwick, originario de Sudáfrica, al que sustituirá en el cargo el peruano Sergio del Castillo. Veremos qué pasa. 

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