El fútbol, al igual que la vida, puede dar muchas vueltas. Bien lo sabe Edu Moya (Monesterio, 3 de enero de 1981), que comenzó dando toques a la pelota en su pueblo natal y hoy en día se gana la vida jugando al fútbol en otro continente.

El extremeño se caracterizó desde muy pequeño por destacar en la práctica deportiva; no importaba la disciplina. De hecho, durante su adolescencia consiguió varios primeros puestos en clasificaciones de modalidades tan diferentes como tenis, tenis de mesa, natación, atletismo y fútbol sala. Ahí se da cuenta: está hecho para el deporte, pero tiene que elegir. Y elige el fútbol.

Su gran temporada en el equipo cadete de Monesterio le lleva a formar parte del juvenil de División de Honor del Extremadura. Ahí crece como media punta y llega a debutar con el primer equipo el 21 de enero de 2001, con 20 años recién cumplidos. Es el comienzo de un sueño.

Pupilo de Aragonés

Hasta el momento se ha enfundado la camiseta de hasta nueve equipos y se ha tenido que desenvolver en una decena de posiciones sobre el tapete. Moya ha jugado de medio centro, extremo y lateral derecho en Extremadura; central, lateral derecho, carrilero, extremo y medio centro en su etapa en el Tenerife y central, lateral izquierdo y lateral derecho en el Hércules (donde logró un ascenso a Primera División) y también durante su cesión al Mallorca, donde llegó a disputar hasta tres encuentros de la antigua Copa de la UEFA con el club bermellón. Un futbolista polivalente como muy pocos.

Además, puede presumir de haber compartido vestuario con jugadores como Samuel Eto'o (Mallorca) o Santi Cazorla (Recreativo), se ha enfrentado a Balones de Oro como Ronaldinho (Barcelona) o Michael Owen (Real Madrid) y, además, ha tenido el privilegio de recibir instrucciones de manos del mismísimo Luis Aragonés.

Hoy en día juega a unos 3.600 metros de altitud sobre el nivel del mar. El Bolívar, club que más títulos ha conquistado (18) de la Liga Profesional boliviana --creada oficialmente en 1977--, se interesó por sus servicios el verano pasado y terminó por recalar en La Paz a principios de julio. Bolivia lo ha acogido y él está devolviendo sobre el césped esa hospitalidad. 28 años después ha ayudado a meter al club en las semifinales de la Copa Libertadores de América.

La cita no será hasta finalizado el inminente Mundial de Brasil, cuando el Bolívar se verá las caras con conjunto argentino de San Lorenzo por un puesto en la ansiada final del torneo más prestigioso de América, solo comparable con la Liga de Campeones del viejo continente . Junto con sus compatriotas José Luis Sánchez Capdevila y Juanmi Callejón y el entrenador Xabier Azkargorta buscará colocar el broche de oro a un gran torneo, en el que han dejado fuera por el camino a equipos como Club León y Lanús, en octavos y cuartos de final respectivamente.

A pesar de haber finalizado en quinta posición en la liga regular del Clausura esta temporada, donde el título fue a parar a Universitario Sucre, sería el mejor premio para una difícil decisión, la de emigrar a Sudamérica hace casi un año, y, sobre todo, a un entorno tan peculiar como es el de La Paz. Un desafío de 'altura' en el que Moya está dando, sin duda, la talla.