Premios Empresario Extremeño del Año

No hay alerta naranja que a Extremadura se le resista

La noche más esperada del año por el empresariado extremeño llegó con el mercurio alborotado, pero la cita que desde hace 29 años celebra El Periódico Extremadura reunió con éxito a lo más granado de la economía, la política y la sociedad de la región. Si en el Castillo de la Arguijuela de Cáceres el termómetro sube, que vivan los abanicos 

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Miguel Ángel Muñoz Rubio

Dice Teresa Chamorro, que sabe mucho de constelaciones, que al imponente Castillo de la Arguijuela siempre hay que llevarse chaqueta porque en las noches de verano, refresca. Lo cierto es que este año, Roberto Brasero, el hombre del tiempo que revolucionó Cañamero hace unos días apadrinando la paella gigante de Fairy, nos había metido mucho canguelo con la subida del termómetro. Y vaya si llevaba razón.

Lo cierto es que la alerta naranja alteró el mercurio, pero no impidió que Teresa, vestida por Vicky Martín Berrocal, la que fue Maja de España, profesora, Licenciada en Historia del Arte, y hoy presidenta de Unicef, faltara a una cita que cada año reúne a lo mejor de la sociedad extremeña y que concitó en la Arguijuela a más de 300 invitados, entre ellos la presidenta de la Asamblea de Extremadura, Blanca Martín, el consejero de Economía, Guillermo Santamaría, la de Hacienda, Elena Manzano, y los presidentes de las diputaciones de Cáceres y Badajoz, los dos Miguel Ángel, Morales y Gallardo.

A su lado, alcaldes venidos de toda Extremadura, el de Cáceres, Rafa Mateos, el de Plasencia, Fernando Pizarro, con el siempre sonriente David Dóniga, el de Valdefuentes, Álvaro Arias, el de Jaraíz, Luis Miguel Núñez, la del Casar, Marta Jordán, o el de Malpartida, Alfredo Aguilera, que cambió por unas horas Los Barruecos por esta fortaleza cacereña del siglo XV.

Por la Arguijuela pasó todo un ramillete de rostros conocidos: el presidente del CSIF, Benito Román, el profesor de la universidad Julián Mora Aliseda, el presidente de Cetarsa, Juan Andrés Tovar, el arquitecto Ángel González, el director de Recursos Humanos del Hospital de Plasencia, Sito Díaz, o los periodistas María del Espino Núñez, Fran Horrillo, y Sonia Cobo.

Todos ocuparon un patio de butacas repleto de abanicos en una de las fiestas del Empresario más multitudinarias que se recuerdan, mientras Swing ton ni song hacía volar al respetable recordándole con su pegadizo son que Cáceres no tiene playa, ni falta que le hace, que para eso es la dama del oeste.

Echando la vista atrás es inevitable citar a quienes hicieron posible que hayamos llegado hasta aquí. En primer lugar a Pepe Higuero, el director que en 1995 pensó que la puesta en marcha de estos premios sería un revulsivo para nuestra región y, también para nuestro periódico, hasta entonces considerado la hoja parroquial de Cáceres. Pepe, quien por cierto se fue demasiado pronto y el próximo mes de octubre será reconocido como Hijo Predilecto de Alcuéscar (su pueblo natal) a título póstumo, fue un visionario, capaz de adivinar que solo un escaparate como el de los empresarios nos convertiría en el centro de todas las miradas.

Echando la vista a atrás muchos no olvidan a aquel jovencísimo Pedro Piqueras, que salió por unas horas del telediario de Antena 3 para venirse al Hotel Barceló V Centenario a presentar una gala que anoche llegó a su 29 edición. En ese tiempo, ya el Tío Picho ocupaba las portadas de periódicos de medio mundo por hacer de la miel de Las Hurdes un sello de identidad de Extremadura y reclamar carreteras dignas para nuestra región. Anoche volvió a la Arguijuela y Picho, a sus 79 años (no piensa jubilarse) nos demostró que esta siempre ha sido la tierra de las oportunidades.

Desde 1995 pasaron por aquí Ibarra, Monago, Vara, Saponi, Sánchez Polo y tantos otros de la política extremeña, incluyendo a sus primeras mujeres, desde Leonor Flores a Teresa Rejas, desde Carmen Heras a Elena Nevado (que por cierto, el sábado se casa en Cáceres su hija, la periodista Rocío Hernández Nevado), y así suma y sigue. Porque cambian las caras, sí, pero no el objetivo: el que se ha marcado Prensa Ibérica, con su presidente Javier Moll a la cabeza, al demostrar que nuestra región es también la tierra del periodismo.

Ese empeño le valió precisamente a este periódico la concesión el año pasado de la Medalla de Extremadura al cumplirse el centenario de su fundación, y convertirse, por méritos propios, en el primer medio de prensa escrita en recibir este galardón.

De centenario a centenario, hemos llegado al siglo de la coronación canónica de la Virgen de la Montaña, patrona de Cáceres. Anoche, con la majestuosidad del castillo de la Arguijuela como escenario, la Real Cofradía recibía el Premio Especial de este diario, que emocionado recogía su mayordomo, Joaquín Floriano, en nombre de todos aquellos que han contribuido a mantener viva la devoción por la patrona, que trasciende lo religioso para convertirse en la seña de identidad de esta ciudad.

Cambian las caras, pero no el empeño decidido por hacer de este periódico el referente informativo de Extremadura. Nuevos periodistas, jóvenes, decididos, como el viento impetuosos que cantara la Jurado, compartieron ayer emociones y muchas ilusiones. Para ellos fue su estreno, como lo fue un día para Piqueras.

Porque hay cantera, y talento, como el de Mariángeles Durán y Juan Pedro Sánchez Romero, conductores de diez de una gala inolvidable. Como el de Paula Campón, mejor expediente de la Universidad de Extremadura, como el de los jóvenes de El Periódico Extremadura y sus ilusiones renovadas. Cambian las caras recordando que un día también fuimos jóvenes y que ahora, los que empiezan a tomar el relevo lo hacen sustituyendo los miedos por los sueños, porque no son administradores de miedos, sino emprendedores de sueños: los de un periódico al que no se le resiste ni una alerta, por muy naranja que sea.

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