Abrecaminos

Maltravieso en el sendero de las siete letras

No pocas veces nos acercábamos a la boca de la cueva con más miedo que vergüenza. Antes de que fuera un barrio, Maltravieso, era una cueva

Letras en Maltravieso.

Letras en Maltravieso. / EL PERIÓDICO

Siguiendo el margen izquierdo hacia el sur, nos encontramos con el Complejo San Francisco. Un edificio conventual, desacralizado, propiedad de la Diputación Provincial que alberga auditorios, salas de exposiciones y el Conservatorio de Cáceres. No hay que desdeñar una visita por su claustro. Dejamos a un lado el setentero Hospital San Pedro de Alcántara, el finisecular Palacio de Justicia y al otro una antigua fábrica, con su chimenea de ladrillo visto, reconvertida en Centro para la Creación Joven en un estilo industrial y postmoderno que sorprende al visitante y nos lleva a un parque especialmente frondoso que atravesamos hasta llegar a la rotonda tipo rosa de los vientos, que nos lleva al nuevo acceso de la ronda de circunvalación; al barrio nuevo de Vistahermosa, donde se encuentra la Cueva del Conejar, una oquedad de origen kárstico poco conocida pero que da ejemplo de la situación geológica de Cáceres; al sur, el caótico polígono industrial de la Charca Musia; al sureste, la famosa Cueva del Maltravieso, en donde nos encontramos nuevamente con las siete letras, ahora de color mostaza. De chico, vivía en el Carneril o Llopis Iborra, el barrio que abraza esta joya de la prehistoria. 

Nota aclaratoria: una de las características del callejero cacereño es que hay mucho lugares que el nombre popular no coincide con el oficial: Plaza de Italia, es la Plaza de Antonio Canales, la Calle del Múltiples es la Avenida Clara Campoamor, el Parque de Cánovas es la Avenida de España, la Plaza de Colón es la Plaza de los Conquistadores, la Cruz de los Caídos es la Plaza de América y así sucesivamente… 

A lo que vamos, no pocas veces nos acercábamos a la boca de la cueva con más miedo que vergüenza. Antes de que fuera un barrio, Maltravieso, era una cueva. Ahora, una cueva que, con las dataciones de sus pinturas rupestres es un hito en la historia peninsular y europea.

Hay un proyecto para hacer una cueva artificial a imagen y semejanza de la de Altamira, porque las visitas al interior están muy restringidas para preservar las pinturas en negativo de las manos de cuatro dedos que tanto fascinan que les falte el meñique. 

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