LOS ERUDITOS DE LA HISTORIA LOCAL: BUCEANDO EN PALACIOS Y ARCHIVOS

Cronistas: así trabajan los embajadores de la memoria cacereña

Santos Benítez y Fernando Jiménez Berrocal ejercen este cargo vitalicio que por primera vez se comparte en Cáceres

Se sienten privilegiados de hacerlo en una ciudad con un recorrido tan intenso, de decenas de miles de años

Santos Benítez Floriano y Fernando Jiménez Berrocal, Cronistas Oficiales de Cáceres, junto al Fuero de la ciudad, en el Salón de Plenos del ayuntamiento.

Santos Benítez Floriano y Fernando Jiménez Berrocal, Cronistas Oficiales de Cáceres, junto al Fuero de la ciudad, en el Salón de Plenos del ayuntamiento. / CARLOS GIL

A Santos Benítez Floriano le apasiona la Edad Media, los tiempos de los Reyes Católicos y el paso a la Edad Moderna, cuando ese Cáceres que venía de la dominación almohade puso los pilares para convertirse poco a poco en un concejo con una arquitectura soberbia, que siglos después derivaría en la ciudad que es hoy: Tercer Conjunto Monumental de Europa. A Fernando Jiménez Berrocal le entusiasma la Edad Contemporánea, ese arrabal a orillas de la Ribera del Marco, de caleros y lavanderas, de tenerías y primeros teatros, ese Cáceres de los abuelos y bisabuelos, del pasado más cercano y por ello, si cabe, más vehemente.

Santos Benítez Floriano y Fernando Jiménez Berrocal, ambos historiadores, son desde 2012 los dos Cronistas Oficiales de Cáceres, un cargo vitalicio que tiene la categoría protocolaria de concejal honorario. En realidad, ningún concejal ni cargo político (salvo excepciones) posee los conocimientos de estos dos eruditos sobre la ciudad y sus decenas de miles de años de trayectoria. Sentarse con ellos es un placer, un privilegio… Conocen las altas camas y las bajas cunas, la vida en las cuevas y en los palacios, la opulencia y la miseria, la dictadura y el progreso, las crueldades que dejaron las guerras y los avances que promovieron las buenas gentes de la ciudad… Pero lo mejor de todo, la sintonía entre ambos.

Por algo son los cronistas oficiales de la ciudad ¿Y esto que significa? Para empezar, hay que saber que Cáceres nunca tuvo dos cronistas hasta 2012, pese a que le correspondían hace tiempo por número de habitantes. Fueron propuestos desde la Comisión de Cultura del ayuntamiento tras barajar una serie de nombres, y designados por el pleno de la ciudad el 21 de junio de ese año, de manera unánime. Desde entonces trabajan en armonía, conscientes cada uno de ellos de sus puntos fuertes, y complementándose en todo aquello que resulte necesario.

«Los cronistas existen desde la Edad Media, fueron los antecedentes de la prensa, así surgieron los primeros periódicos, muchos llamados 'la crónica'»

FERNANDO JIMÉNEZ BERROCAL

— Cronista Oficial de Cáceres

«Me enseñaron que la ciencia histórica es una ciencia poliédrica, con muchas caras: varias personas podemos ver la misma etapa de diferentes maneras, y todas son importantes, no hay ninguna que desmerezca a otra», explica Jiménez Berrocal. «Por ejemplo, en el caso de nuestra ciudad, la religiosidad, el dinamismo gremial de las clases humildes o la mesocracia terrateniente del casco antiguo coincidieron en un mismo tiempo histórico, y hay que saber mirar esas diferentes caras si queremos conocer de verdad el pasado», matiza.

Por tanto, dos cronistas mejor que uno, y dos bien avenidos, mucho mejor. Porque se trata de una figura fundamental, máxime en ciudades de la profundidad histórica de Cáceres. Ejercen sin contraprestación económica pero su labor es impagable en muchos casos. Entre sus funciones destacan el asesoramiento a la corporación municipal en contenidos históricos, la redacción de informes para la elección de nuevos nombres de calles, hijos predilectos, hijos adoptivos, colectivos o personas que merecen la Medalla de Cáceres. «En estos casos nosotros aportamos documentación sobre las distintas opciones, pero ni proponemos candidatos ni nuestros informes son nunca vinculantes», aclaran.

Sin pausa

Además, promueven la realización y publicación de investigaciones, contribuyen al análisis y fomento de los trabajos a nivel local, y aconsejan a las instituciones sobre cualquier aspecto relacionado con la cultura. Por otra parte, semanalmente publican en El PERIÓDICO EXTREMADURA un artículo que ilustra sobre la historia cacereña. Ya suman casi 600 tras más de diez años ininterrumpidos, recopilados en distintos libros. No paran, ni siquiera a diario: están tan implicados en la vida de la ciudad que participan en debates, conferencias, edición de libros, otras publicaciones…

Tampoco faltan a los congresos de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, de la que Santos Benítez es vicepresidente (mismo cargo que ocupa en el colectivo extremeño). A estas citas siempre llevan por delante contenidos sobre Cáceres, que además se incorporan periódicamente a las publicaciones nacionales del gremio en papel y digitales. Por cierto que el próximo congreso nacional ya está decidido: será en Mérida y coincidirá con el Año Eulaliense. Los cronistas extremeños colaboran unidos para hacerlo posible.

FERNANDO JIMÉNEZ BERROCAL

  • Cáceres, 1957
  •  Licenciado en Filosofía y Letras, Sección Historia.
  • Especialista en Historia Contemporánea
  • Diplomado en Estudios Avanzados.
  • Desde 1986, profesor de historia local y regional en la Universidad Popular.
  • Profesor de la Universidad de los Mayores.
  • Desde 2004, responsable del Archivo Histórico Municipal.

Y es que esta figura goza en España «de una honda tradición desde hace siglos, tanto por su dedicación como por la utilidad de su tarea historiográfica», indica Santos Benítez. «Existieron desde finales de la Edad Media e iban dejando constancia del tiempo en que vivían para que pudiera comprenderse en el futuro. Se convirtieron en los depositarios de un conocimiento que muchas veces pasaba del dicho al texto», relata Jiménez Berrocal. «Realmente --agrega--, los cronistas fueron los antecedentes de la prensa, de ahí que cuando comenzaron a surgir los periódicos, muchos se denominaron La crónica». Sin ellos, «un buen número de municipios de menor envergadura se habrían quedado sin memoria», afirma Santos Benítez.

Hoy son designados para estos cargos historiadores, catedráticos, profesores, periodistas..., personas capaces de abarcar el pasado de un municipio, la cultura y las tradiciones. El caso de ciudades como Cáceres resulta especial. Se trata de un enclave con raíces prehistóricas, tanto que han sido datados en Maltravieso los primeros grabados artísticos de la humanidad (66.700 años atrás). «He dado clases de historia local en la Universidad Popular durante veinte años, y era curioso, empezábamos hablando de las cuevas del Calerizo y llegábamos hasta 1986, cuando Cáceres entró a formar parte de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad», cuenta Fernando Jiménez Berrocal. «Hay pocos enclaves en los que pueda realizarse semejante seguimiento histórico», subraya.

«Nuestro objetivo es que el pasado ayude al presente, y el presente ayude al futuro»

SANTOS BENÍTEZ

— Cronista Oficial de Cáceres

El Neolítico, la romanización, la presencia de los árabes, la reconquista cristiana, la Edad Moderna con todos sus avatares, la Guerra de la Independencia, las Guerras Carlistas, la intensa Edad Contemporánea… Cáceres ha acumulado una riqueza evidente en términos históricos, que además se complementa con su arquitectura. «Ser Cronista Oficial de Cáceres constituye para mí un honor, una ilusión tremenda. La ciudad tiene muchos aspectos que tratamos de difundir en el día a día, nunca se acaban sus posibilidades», confiesa Santos Benítez, para quien el cargo incluye una satisfacción añadida: su tío abuelo Antonio Floriano Cumbreño ejerció el mismo cometido.

Fernando Jiménez Berrocal comparte la misma apreciación: «Esta responsabilidad, que tanto supone, conlleva además una parte sentimental: hemos nacido en Cáceres y hemos permanecido aquí prácticamente toda la vida. Ser historiador, vivir en una ciudad de tan largo recorrido y ejercer como cronista oficial, supone un honor en todos los sentidos».

Pasado... y también futuro

Por ello, desde su primer trabajo tras su designación no han querido separarse ni un centímetro de una tarea heredada de siglos: «continuar la labor de análisis histórico, de reconstrucción de nuestro pasado», señala Santos Benítez. «Y hacerlo para trasladar al futuro los conocimientos que hemos adquirido a través de los documentos, de los testimonios orales, de las tradiciones, de la religiosidad, del teatro, del cine, del desarrollo urbanístico», puntualiza Berrocal.

Es aquí donde se complementan. Ambos son enciclopedias de Cáceres, pero Santos Benítez bucea especialmente en la Edad Media y la Edad Moderna, en las cuestiones religiosas (es presidente de la Unión de Cofradías Penitenciales), en aquellos tiempos cuando las primeras familias nobles llegaron a ocupar estas tierras baldías, cuando los palacios florecían, y cuando la villa dio poco a poco el paso a una entidad mayor.

SANTOS BENÍTEZ FLORIANO

  •  Cáceres, 1957
  •  Licenciado en Geografía e Historia.
  •  Funcionario de la Diputación Provincial, ejerciendo la Dirección de los Colegios Provinciales, Hogar Infantil, Servicio de Turismo y Jefatura de la Escuelas de Bellas Artes y Danza.
  •  Vicepresidente de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, y de la sección extremeña.
  •  Presidente Unión de Cofradías Penitenciales.

 

«La época que más me atrae es sin duda la implicación de Isabel la Católica con Cáceres –relata--, sus dos estancias aquí fueron de suma importancia, no solo por episodios como el desmoche de las torres, sino porque a ella se debe la primera organización social y económica que nos hizo pasar de una villa medieval a una ciudad moderna, a finales del siglo XV», reconoce Santos. De hecho, fue la reina que acabó con las continuas pugnas entre la nobleza cacereña y dio a la villa el ordenamiento para su desarrollo. Mandó crear ordenanzas de la cal, del fuego, de los montes, de la labranza, de la Ribera, de la sal y hasta de los burdeles. «Sin duda, fue el personaje histórico que más ha tenido que ver en la evolución de Cáceres», matiza Santos Benítez.

Por su parte, Jiménez Berrocal centra la mayor parte de sus trabajos de investigación en la Edad Contemporánea, de la que es especialista. «Me gusta circular por los arrabales de la historia, con sus tradiciones, sus costumbres, su religiosidad y su economía, porque Cáceres es fruto de la convergencia de dos ciudades: Por un lado, la intramuros o monumental, donde vivía un tipo de gente con sus planteamientos e inquietudes; y por otro, la extramuros, muy dinámica, llena de retos permanentes, la ciudad de los comerciantes, los mercaderes, los hortelanos, los caleros, gentes interesadas por el teatro y por la música… Y esta siempre me ha apasionado», reconoce.

«Me gusta circular por los arrabales de la historia: su economía, sus tradiciones, su cultura, su religiosidad...»

FERNANDO JIMÉNEZ BERROCAL

— Cronista Oficial de Cáceres

En cuanto a sus enclaves preferidos, Fernando no lo duda: «la plaza Mayor, porque desde ella puedes hablar de casi todas las etapas históricas por las que ha pasado Cáceres, no solamente desde el siglo XV, cuando se convirtió en el centro de los toros, los autos de fe, las ferias y los mercados, sino en el tiempo presente, entrada oficial al recinto amurallado. En ella, desde la Edad Media, se ha ubicado el gobierno local, el concejo», detalla.

Santos apunta dos lugares simbólicos. De un lado, los adarves que circundan el casco histórico y que «siempre han supuesto la comunicación entre la muralla y los palacios. Tienen un gran encanto que se pone especialmente de manifiesto durante la Semana Santa, desde hace bastantes siglos. Por él han pasado la mayor parte de las estaciones de penitencia, creando una relación muy singular». Por otro, el Santuario de la Montaña, «con lo que representa de la religiosidad de Cáceres, y porque realmente ofrece la mejor perspectiva de toda la ciudad. Desde niños hemos visto cómo han nacido y crecido los distintos barrios, en una vista privilegiada de todo el desarrollo urbanístico de la capital cacereña».

Bucear entre pergaminos

En cuanto a los documentos, resulta verdaderamente difícil decantarse por uno, porque la extensa historia de Cáceres está además bien conservada en un Archivo Histórico Municipal de auténtico lujo, situado en el Palacio de la Isla. Fernando Jiménez Berrocal es su responsable. «Solo el Fondo Medieval, inventariado por Antonio Floriano Cumbreño y completado por Dolores García Oliva, tiene casi cien pergaminos que nos dan muchísima información, albergan una riqueza tremenda», explica Fernando Jiménez Berrocal. «El más antiguo datado corresponde a 1528 y es un privilegio rodado fechado en Olmedo (Valladolid), donde el rey Alfonso X el Sabio confirma los privilegios que su padre Fernando III el Santo había concedido a Cáceres en febrero de 1231, sobre la carta de población de la ciudad», precisa.

«En la evolución de Cáceres, Isabel la Católica ha sido el personaje histórico más determinante»

SANTOS BENÍTEZ

— Cronista Oficial de Cáceres

Pero Fernando Jiménez siente una atracción especial por un documento fechado en Sevilla el 17 de julio de 1303, «una carta plomada, muy humilde, en la que Fernando IV concede a Cáceres las rondas de la villa, que permitían construir ya fuera de la muralla una vez desaparecido el peligro bélico. Supuso el nacimiento real de una ciudad para la vida, que dejó de ser una fortaleza militar y comenzó a crecer hacia afuera. Así surgió la plaza Mayor y poco a poco el resto, con sus vecindarios y sus padrones», describe el archivero.

El fuero

Para Santos Benítez no hay un fondo más simbólico que el Fuero de Cáceres, «un documento esencial con 800 años de historia, el primer ordenamiento jurídico de la ciudad, muy bien conservado, otorgado por el rey Alfonso IX tras la conquista por las tropas leonesas de la fortaleza almohade de Qazris, el 23 de abril de 1229», detalla. La necesidad de repoblar estas tierras cuanto antes y de dar una regulación a sus vecinos determinó la rapidez de los fueros, con los primeros derechos y obligaciones, que además declaraban a Cáceres como Ciudad de Realengo, no sujeta a otra ni a orden militar alguna. En bella letra gótica, incluía ya más de 500 artículos que desvelan la vida en aquel concejo medieval recién conquistado a los musulmanes.

En definitiva, «el único objetivo que nos impulsa es dar a conocer la historia de la ciudad y que el pasado ayude al presente, y el presente ayude al futuro», resume Santos. «Una historia que las nuevas generaciones no deben dejar en el olvido, y eso es lo que más nos motiva», concluye Fernando. 

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