Cáceres, tierra de paso para la JMJ de Lisboa

Extremadura es tierra de paso para los miles de jóvenes españoles que viajan a Lisboa para vivir este año allí la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). España lidera el número de inscritos en esta JMJ, con más de 75.000 jóvenes. Y al pueblo de Alcuéscar (que no llega a 2.500 habitantes) han llegado este mediodía 200 jóvenes procedentes de Talavera la Real y alrededores. Partirán el lunes rumbo a Cascais, donde harán noche mientras dure la JMJ de Lisboa.

«En Lisboa ha sido imposible encontrar alojamiento, así que dormiremos en Cascais y por el día estaremos en la capital», explica una de las jóvenes que ha desembarcado este sábado en Alcuéscar.

Casa de la Misericordia

Durante este fin de semana tomarán por asalto la Casa de la Misericordia, un espacio de acogida de peregrinos que regenta con resolución el Padre Fernando y donde reposan los peregrinos que hacen el Camino de Santiago. No es un albergue convencional, es una casa de religiosos que, además, cobija a 72 residentes: personas en riesgo de exclusión social, que se han quedado solas en la vida y no tienen donde acudir, «también personas con algún tipo de enfermedad mental o discapacidad». Funciona con ese propósito desde los años de la autarquía franquista (abrió en 1958).

Peregrinación de Alcuéscar a la JMJ

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Es un espacio sin ánimo de lucro, propiedad de los Esclavos de María y de los Pobres, que durante esta semana ha tenido que tirar de logística para acomodar a estos 200 jóvenes que han asaltado Alcuéscar.

«De aquí sale alguna pareja», dice con socarronería el Padre Fernando, que se mueve como pez en el agua entre los lugareños. No en vano, lleva 15 años sobre el terreno.

«Aprovecharemos este fin de semana para hacer dinámicas de conocimiento, que interactúan con los residentes. Subiremos al Calvario por la noche, que es un paraje natural precioso y visitaremos la iglesia visigoda (siglo VII) de Santa Lucía del Trampal», el único templo visigodo que se conserva en pie en el sur de la Península Ibérica. Mañana visitarán Cáceres y tendrán una hora santa en la parroquia de San Juan.  

El colofón: conocer al Papa Francisco. La JMJ, evento que reúne cada tres años a cientos de miles de jóvenes católicos, contará con la presencia del Santo Padre.

Peregrinaje multitudinario

Miles de peregrinos de todo el mundo llegan a Portugal por tierra, mar y aire a pocos días de que comience la JMJ. En grandes grupos, por parejas o en solitario, los participantes de la JMJ lusa, ataviados con rosarios, cruces, mochilas con el logo del evento o camisetas con mensajes religiosos e imágenes del pontífice, son fácilmente reconocibles por todo el país mientras se dirigen a la capital, explican 

La organización espera la presencia de cerca de un millón de fieles, aunque la cifra de inscritos indica menores niveles de participación. Según los registros, España, Italia, Portugal, Polonia y Estados Unidos, por ese orden, son los países que aportarán más participantes.

El aeropuerto de Lisboa, uno de los principales puntos de entrada al país, era ayer sábado un hervidero de actividad, con la llegada constante de grupos de peregrinos que cantan, aguardan instrucciones de los coordinadores o rezan.

Los peregrinos que han llegado en avión estos días son mayoritariamente de Estados Unidos, Canadá, América Latina y África, informa EFE. Polacos y estadounidenses han estado en el Seminario de Cáceres antes de partir rumbo a Lisboa, donde coordinan grupos de que se quedarán en Portugal durante 10 días y que visitará además el santuario de Fátima, un epicentro de peregrinación católica en el país ubicado 130 kilómetros al norte de Lisboa.

En la céntrica plaza lisboeta de Marqués de Pombal tendrán lugar algunas de las principales actividades de la JMJ. Ante la llegada masiva de peregrinos, Portugal ha preparado un fuerte dispositivo de seguridad con miles de efectivos, visible en grandes ciudades, como Lisboa, donde se ha multiplicado la presencia policial en aeropuerto, puertos, vías públicas y en los puntos de concentración de visitantes.

Además, el país luso ha recuperado los controles documentales en las fronteras, de forma «excepcional», entre el 22 de julio y el 7 de agosto y ha impedido la entrada a más de 90 personas sobre unos 330.000 ingresos.