El traslado vino acompañado de las quejas de usuarios y familiares

El centro para personas con enfermedad mental volverá a Badajoz en agosto

Las hermanas Hospitalarias han ganado esta vez el contrato de la Junta frente a la residencia Caser Olivenza

Se hará por un plazo de tres años con la opción de que se prorrogue otros dos

El edificio de la calle Menacho que volverá a albergar la residencia de personas con enfermedad mental.

El edificio de la calle Menacho que volverá a albergar la residencia de personas con enfermedad mental. / SANTI GARCIA

Rocío Sánchez Rodríguez

Rocío Sánchez Rodríguez

Justo tres años después volverán a casa. Los 38 residentes que vivían en el centro para personas con enfermedad mental que las hermanas Hospitalarias gestionaban en la calle Menacho regresarán de nuevo a este edificio. Era su máxima reivindicación y ahora va a ser posible. Esperan que el traslado se haga a lo largo del mes de agosto, aunque todo depende de los trámites burocráticos que aún quedan por delante.

Habría que recordar que fue también un mes de agosto pero de 2021 cuando se ordenó el traslado de sus residentes a Olivenza, concretamente a la residencia Caser. Fue muy criticado por los familiares, los propios usuarios y las hermanas Hospitalarias, que incluso llegaron a pedir medidas cautelares en el juzgado para impedir el cambio de ubicación.

El recurso que no se recupera son los pisos tutelados, fundamentales en el avance de la rehabilitación

El principal argumento, «los perjuicios y daños psíquicos» que suponía este traslado -y trastorno- para las personas afectadas. Además, el Plan de Salud Mental plantea precisamente, en términos generales, que estas personas estén en ciudades con más prestaciones y programas, como era el caso de Badajoz, donde además se les hace el seguimiento.

Los plazos

«Ahora tenemos de plazo hasta el 25 de junio (justo hasta hoy) para presentar toda la documentación correspondiente y, una vez aceptada, se hará la adjudicación provisional; a partir de ahí quien quiera podrá hacer alegaciones», explica Cristina Polidura, gerente de la congregación de las hermanas Hospitalarias en Extremadura.

Ellas han ganado esta vez el contrato convocado por la Junta frente a Caser Olivenza, que ha vuelto a presentarse. «Si todo va bien esperamos que a lo largo del mes de agosto los usuarios ya estén viviendo en la calle Menacho», asegura Polidura. El citado contrato se hará por un plazo de tres años con la opción de que se prorrogue otros dos.

La residencia se estrenó en diciembre de 2007 como la primera de estas características en Badajoz

No obstante, no se recuperarán los pisos tutelados, que ya se perdieron con el cambio a Olivenza. Este recurso es fundamental para los usuarios cuando avanzan en su rehabilitación, puesto que supone vivir en un hogar supervisado pero dando pasos hacia la independencia. Antes se ofrecían ocho plazas.

Centro pionero

Este centro residencial de rehabilitación de personas con enfermedad mental abrió en diciembre de 2007 siendo el primero de estas características en Badajoz. Existen similares en Cáceres, Mérida, Plasencia y Don Benito. Dependen del Sepad (Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia).

En aquel primer de año funcionamiento contaba con 26 residentes para la demanda ascendía a 40 solicitudes. 

Asimismo, el 30% de los usuarios procedían de los entonces llamados hospitales psiquiátricos; el resto, de familias que por sus circunstancias, por la edad de los padres u otros contextos, no podían hacerse cargo de los enfermos o estaban en situación de desamparo.

El edificio también funcionó como centro de refugiados ucranianos

  • Unos ocho meses después de que las instalaciones se cerraran, el edificio volvió a abrir con fines humanitarios. En el mes de abril de 2022 una treintena de plazas se pusieron a disposición de los refugiados ucranianos que estaba previsto que llegaran a Badajoz. En aquel momento toda la comunidad autónoma se volcó para acoger a aquellos que huían de una país invadido y de situaciones de peligro y pobreza.
  • De este modo, la residencia de las Hermanas Hospitalarias de Menacho actuó como un centro de emergencia que ofreció alojamiento y manutención, pero también desde el mismo se prestaron servicios como el apoyo en las gestiones administrativas (empadronamiento, tarjeta sanitaria, escolarización de menores...) así como atención y seguimiento psicológico.
  • La mayoría de los exiliados eran mujeres y niños, que pudieron permanecer hasta un máximo de seis meses en estas instalaciones. Se pusieron a disposición de los refugiados 14 habitaciones individuales y ocho dobles, en las que había espacio para instalar cunas para madres con bebés. Además, el edificio ofrecía dos amplias salas, lavandería y cocina.