El Ministerio de Cultura ha practicado este año un ejercicio de prestidigitación con la compra de libros para bibliotecas públicas, que ha rematado con la convocatoria para adquirir 200.000 licencias de uso de libros electrónicos para su préstamo en los centros del país a partir del año 2014. Eso sí, solo en castellano, y no en lenguas como el catalán, el gallego o el euskera, o en extranjeras, porque. según fuentes del ministerio, se trata de crear un fondo "común" que pueda ser consultado por las bibliotecas españolas.

Los 2,06 millones financiados por la secretaría de Estado de Cultura, a cargo del presupuesto para promover el consumo legal de contenidos digitales, contrastan con la supresión de la partida de 3 millones dedicada a confinanciar al 50% con las comunidades la compra de libros físicos para las bibliotecas públicas que estas gestionan, y la reducción de otras partidas del ministerio hasta rebajar el presupuesto de compra de libros de 5 a 1 millones.

Así pues, las redes de bibliotecas gestionadas por las comunidades han dejado de recibir financiación estatal para adquirir libros, pero un volumen equivalente de recursos se destinará a ofrecerles la posibilidad de conectarse a una biblioteca digital gestionada por el Gobierno central y solo con libros en castellano. Eso sí, podrán incorporar un espacio dentro de esta plataforma usando sus recursos.

Ahora está abierta la convocatoria, y los títulos que se pondrían a disposición de los lectores con carnet de biblioteca serían unos 1.200, pero de cada uno se compraría un número concreto de licencias (el equivalente a uno en papel); por cada una puede haber solo un lector activo simultáneamente, y no podría tener otro usuario hasta que finalizase su periodo de préstamo. Los libros podrán descargarse en los lectores de libros electrónicos, tabletas, teléfonos o PC del usuario con número de abonado, o leerse en streaming.